Fénix 47, 31-46
–35– B iblioteca nacional del perú LAS COLECCIONES Por otro lado, Deustua puso gran interés en la adquisición de publicaciones ex- tranjeras a través de principales librerías europeas como las de Francia e Italia. En una carta dirigida al director de Instrucción Pública, le señalaba la necesidad de liberar de derechos, rápidamente, a los libros llegados del extranjero a la Aduana del Callao, en vista de los constantes «desvalijamientos, a causa del gran número de gentes maleantes que por allí merodean» (Deustua, 1921a). También tuvo gran celo respecto al incumplimiento de los contratos celebrados con dichas librerías. A veces, las remesas de libros que debían enviar los libreros extranjeros eran escasas a pesar de que la biblioteca cumplía con los pagos a estos proveedores. En cierta ocasión incluso solicitó el apoyo de Anselmo Barreto, 5 para que acudiera al librero Victoriano Suárez, 6 de Madrid, para solicitarle explicaciones sobre su exiguo envío. De igual manera, Deustua procedió con la Casa Fratelli Boca, a la cual había envia- do mil liras por los libros que le solicitó, de los cuales solo llegó una pequeña parte. La librería italiana no contestó las diversas cartas que el director le envió solicitando explicaciones al respecto. En consecuencia, requirió la ayuda de otro funcionario pú- blico, el doctor Arturo Osores, quien había sido nombrado ministro plenipotenciario del Perú en Italia. Deustua no fue indiferente a las críticas de intelectuales peruanos como Julio C. Tello respecto a la carencia de obras de las que adolecían diversas bibliotecas pú- blicas de nuestro país. Por ejemplo, en cierta ocasión, Tello aseveró que «muchas y muy interesantes obras eran desconocidas en la biblioteca de la Universidad de San Marcos» (Deustua, 1921c). 7 Ante tal cuestionamiento, Deustua respondió al joven congresista que le indicara la relación de obras ausentes para adquirirlas e incorpo- rarlas de inmediato a la Biblioteca Nacional del Perú. 5 Fue un destacado jurista limeño, ministro plenipotenciario en España en 1920. 6 El librero Victoriano Suárez editó en 1906 la obra Alma América: poemas indo-españoles , del poeta peruano José Santos Chocano. Quizás de allí la cercanía con esta librería editorial. Posiblemente, el problema surgió debido al desplazamiento que sufrieron los libreros tradicionales del mundo de la edición, pues las nuevas empresas editoriales ya no se dedicaban a la comercialización del libro en sí, sino exclusivamente a la diagramación, impresión y encuadernación. Estos nuevos oficios se desarrollaron sobremanera con la aparición de las escuelas de artes gráficas, de las cuales salieron dibujantes profesionales, el uso del fotograbado y el surgimiento de las impresiones off set (Martí- nez, 2001, pp. 269-270). 7 José Carlos Mariátegui también hizo duras críticas respecto al capital bibliográfico de la Biblioteca Nacional del Perú, catalogándolo de insignificante e incluso inexistente, en un artículo publicado en la revista Mundial del 13 de marzo de 1925. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019
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