Fénix 47, 31-46
–38– F énix n ° 47 / 2019 EL PERSONAL BIBLIOTECARIO Con respecto al personal, Deustua manejó, al inicio de su gestión, a un grupo de jóvenes colaboradores norteños, específicamente de Chiclayo. Entre ellos estaban, Carlos Doig y Lora (1896-1965) 11 y Juan José Lora (1902-1961), desempeñándose como conservador y auxiliar de la biblioteca, respectivamente. Ambos, años más tarde, fue- ron figuras notables en el campo literario. El crítico Armando Arteaga (2010) hace una síntesis clara sobre el aporte de dichos poetas vanguardistas lambayecanos. Quizás tanto Doig como Lora llegaron a la biblioteca durante la gestión de Manuel González Prada (1916-1918), atraídos posiblemente por su obra, propia de un espíritu rebelde, cuestionador de las formas ortodoxas de hacer poesía y representante del reformismo social. Otro joven colaborador, que fue promovido por Deustua, fue J. Salvador Romero Sotomayor (1890-1951), historiador que, a sus treinta años, fue nombrado conserva- dor en reemplazo de Doig. Fue miembro de número de la Academia Nacional de la Historia (antiguamente conocida como Instituto Histórico del Perú), desempeñándose como prosecretario de esta institución. Le tocó vivir una situación difícil al informar acerca de los libros de actas de la Academia que se perdieron definitivamente en el incendio de la Biblioteca Nacional del Perú en 1943. Romero Sotomayor reunió nu- merosas fichas bibliográficas sobre arte, indumentaria, numismática y especialmente acerca de la música en el Perú, las cuales lamentablemente también desaparecieron con el incendio (Basadre, 1975, p. 6). También colaboró en la elaboración de una guía musical del Perú, dirigida por Carlos Raygada, que fue publicada en la revista Fénix de la Biblioteca Nacional del Perú en 1964. Un colaborador muy influyente, que marcó la gestión de Deustua, fue Carlos A. Romero, 12 subdirector de la biblioteca. La figura de este notable bibliógrafo autodidac- ta ha sido vejada de manera lamentable, ya que le tocó asumir la responsabilidad del incendio que destruyó la Biblioteca. Este fatídico hecho opacó la reputación que había logrado hasta ese momento. Uno de sus grandes logros previos fue su proclamación como correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid, justamente el 11 Doig y Lora perteneció a un grupo de universitarios provincianos que organizó un centro a favor del político Augusto B. Leguía y llegó a publicar un diario bajo el título Germinal . En este grupo también estuvieron José Antonio Encinas, Hildebrando Castro Pozo, entre otros (Sánchez, 1988, p. 17). 12 Carlos Romero nació en 1863. Estudió en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe. Participó en la Guerra del Pacífico, bajo las órdenes del sargento Augusto B. Leguía, presidente del Perú en la década de los años veinte. Trabajó en la Biblioteca Nacional del Perú por sesenta años, quince de los cuales fue su director (1928-1943). Durante su gestión tuvo lugar el incendio de la Biblioteca en mayo de 1943. Era un octogenario cuando se le imputó el cargo de haberlo ocasionado. Anteriormente, había sido acusado de ser cómplice de la desaparición de piezas bibliográficas valiosas, por lo que se ordenó el inventario de ellas. Finalmente nunca se comprobó este cargo. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019
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