Fénix 47, 85-105
–98– F énix n ° 47 / 2019 en la tira cómica para ofender a «Serrucho». Por otro lado, en la jerga cotidiana, las referencias a los personajes eran constantes. Así se usaba la palabra «serrucho» y sus sinónimos «chontril» y «chontano» para referirse a los migrantes; lo mismo sucedía con «Boquellanta» que era una elipsis de «boca de llanta», un término ofensivo para llamar a la población afroperuana; y el término «sampietri» fue usado como sinónimo de «sablista», el argot para referirse a los prestamistas inescrupulosos. Pronto la palabra fue usada para llamar también a los vagos, enamoradores y pícaros, y derivados del término como «zampado», hicieron referencia a su actitud jaranera. «Chabuca» no solo era el apodo dado a las mujeres que se llamaban Isabel, sino que en la época se refería sobre todo a las «mujeres nalgonas» y es así como la tira cómica de Baltazar la mostraba. Así, en diversas ocasiones, los lectores de Última Hora y otros diarios como La Crónica usaban los términos presentes en las tiras cómicas para transmitir sus opi- niones. También los diccionarios de jergas y replanas compuestos en los cincuenta y setenta nos confirman que estas palabras tuvieron un uso bastante intenso entre los sectores populares (Bonilla, 1957; Bendezú, 1975 y 1977; Ugarte, 1997). Como men- ciona Roger Chartier, la lectura no es una actividad pasiva; por el contrario, los lecto- res aprehendían, manejaban y se apropiaban de los contenidos de las obras que leían (1994, p. 33). Mara Burkart consideraba, asimismo, que estos artefactos culturales podían ser apropiados por los lectores y en eso consistía la relación dinámica entre el mundo social, los autores y editores (2017, p. 19). Así, los lectores populares de Última Hora se apropiaron de los términos que se usaban en las tiras cómicas para ofender, calificar y adjetivar en sus propias vivencias cotidianas. No solo las personas del común se apropiaron de los términos. Última Hora usó estas palabras para publicar constantes noticias y portadas donde hacían referencia a «sampietris, serruchos y boquellantas» , y no se referían a los personajes de sus tiras cómicas sino a sujetos acriollados, migrantes andinos y afroperuanos. El éxito de las tiras cómicas de Última Hora fue tal que, incluso en 1952, los exalumnos del colegio Salesiano formaron un club, una institución llamada Sampietri en Chacra Colorada, donde los miembros del club vestían igual que el popular personaje y tenían pegado el dibujo en el saco a manera de insignia. También, a fines de los cincuenta (1959), ya se había advertido que se había creado una barriada llamada «Sampietri» en el Rímac. Más adelante, Villasis (1977), al publicar Una Lima Q’ se pasa, usó las viñetas de estos personajes («Sampietri», «Chabuca» y «Serrucho») para componer sus remembranzas de las costumbres y vida de los limeños, haciendo referencia a los criollos, jaraneros, migrantes y a las mujeres convenidas y derrochadoras. Finalmente, en 1960, Caretas realizó una entrevista a los principales caricaturistas de la época, Crose, Málaga, Fairlie y Baltazar, en la que reconocían que sus personajes eran leídos por muchos limeños, ya que afirmaban: «No hay que olvidar a ese lector que toma el periódico y lo primero que hace es devorarse las tiras cómicas. Y que, prefiere, en vez de las últimas noticias, las gracias más frescas de la mañana» ( Caretas , 63, 1960). Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019
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