Fénix 47, 9-29

–21– B iblioteca nacional del perú Hasta julio de 1884, don Ricardo Palma, el Bibliotecario Mendigo, había recupe- rado por esta modalidad 8315 volúmenes (Palma, 1884, p. 10). Según señala en su segunda memoria, entre julio de 1884 y julio 1888, recuperó otros 5844 volúmenes (Palma, 1888, pp. 6-7). Así, al momento de su reinauguración, la Biblioteca Nacional del Perú contaba con 27 894 volúmenes (Palma, 1884, pp. 3-4). Sin lugar a duda, una cantidad ínfima a los 56 000 volúmenes que custodiaba antes de la guerra, pero es una cifra que evi- dencia el magnánimo esfuerzo que realizó Palma para cumplir su encargo. LAS GESTIONES INTERNACIONALES La fama de Ricardo Palma trascendía las fronteras, convirtiéndose en una he- rramienta necesaria para obtener la devolución de muchos ejemplares saqueados. El resultado de esta estrategia fue que el propio presidente chileno Domingo Santa María ordenara la devolución de 624 tomos desde Chile, además de diez cajones que contenían más de tres mil códices relativos a la Inquisición de Lima. Esto se logró gracias a las gestiones que Palma había iniciado el 20 de febrero de 1884, cuando se dirigió al presidente chileno para solicitar la devolución de libros que fueron saqueados durante la ocupación. En respuesta del 14 de marzo, desde Valparaíso, el presidente Santa María admitió que en Chile había libros hurtados de la biblioteca limeña: No se ha equivocado usted al creer, como me lo dice en su carta de 20 de febrero, que tendría buena voluntad para devolver a la Biblioteca de Lima los libros que de ahí pudieron sacarse en un momento de ardor bélico siempre que estos libros pudiera haberlos, y reunirlos, sin desarmar las bibliotecas en que pudieran encontrarse catalogados. Según mis investigaciones, son pocos los de esta especie; pues la mayor parte se han perdido de aduana a aduana, o de oficina en oficina, ya que en aquel tiempo, más que a los libros, se hacía caricias a las armas. A Dios gracias, los tiempos bonancibles vuelven, y usted dejará de andar con una espada al cinto y volverá a tomar la pluma para escri- bir, como siempre, sabrosos y bien aliñados artículos. Le adjunto la lista de los libros que le envío por el vapor Chile que zarpa mañana de este puerto (Paz Soldán, 1884, p. 746). Estas tareas continuarían en adelante. En la carta del 9 de junio de 1886, dirigida al ministro de Justicia e Instrucción, Palma solicitaba que el ministro de Relaciones Exteriores autorizace al representante peruano en Chile a realizar todas las gestiones para recobrar los libros con sellos de la Biblioteca Nacional del Perú que se encon- traran en posesión del francés G. Redón. Estos libros llegaron al Perú gracias a las gestiones del ministro Manuel Álvarez Calderón (Palma, 1888, pp. 6-7). Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019

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