Fénix 47, 9-29

–15– B iblioteca nacional del perú los hizo al ministro Aníbal Víctor de La Torre en 1879 y, tras su retiro de la misión, lo solicitó con insistencia a su sucesor, Evaristo Gómez Sánchez. 8 La agenda de cada misión era otra: más que preocuparse en adquirir libros, los esfuerzos diplomáticos estaban enrumbados a conseguir algún tipo de apoyo a la causa aliada, ya fuese apoyo político, de abastecimientos o por medio de la presión pública. 9 Con todo, durante la dirección del coronel Manuel de Odriozola (1875-1883), se logró un buen incremento de los fondos de la BNP y se gestionó con los gobiernos de turno y particulares, donaciones y compras. No olvidemos que, entre 1878 y 1879, los eruditos Manuel González de La Rosa y José Toribio Polo realizaron la primera catalogación de los fondos bibliográficos y de manuscritos de la Biblioteca Nacional. Lamentablemente, la invasión del ejército chileno a la capital limeña en enero de 1881 trajo como resultado la desaparición de los más de 50 000 volúmenes y 800 manuscri- tos que se habían catalogado para esos años. 10 EL SAQUEO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ El 26 de febrero de 1881, Lima quedó bajo el mando superior del general chileno Pedro Lagos. Los salones de la Biblioteca Nacional del Perú fueron utilizados como caballerizas para el ejército de ocupación, y «los libros considerados botín de guerra fueron trasladados en parte a Chile y otros vendidos en las pulperías como papel de envolver» (Valderrama, 1971, p. 9). El 10 de marzo, el coronel Manuel de Odriozola protestó sobre los sucesos en la Biblioteca Nacional del Perú en una carta dirigida al ministro de Estados Unidos, Mr. Christiancy, por el «crimen de lesa civilización cometido por la autoridad chi- lena en Lima» (Valderrama, 1971, p. 9). Por el contenido de la misiva, «Odriozola tuvo que refugiarse en la Legación de Estados Unidos para huir de la persecución chilena. Palma fue hecho prisionero a bordo de un trasporte chileno, durante doce días» ( op. cit. , p. 9). Desde el 26 de febrero de 1881, los libros fueron llevados en carretas con destino a Santiago. Como diría Ricardo Palma luego, la Biblioteca había sido «entrada en saco». Enriquecida por la protección de los gobiernos y por obsequios de los particula- res, contaba a fines de 1880, muy cerca de cincuenta mil volúmenes impresos, y más de ochocientos manuscritos. Verdaderas joyas bibliográficas, entre las que no escaseaban incunables o libros impresos durante el primer medio siglo poste- 8 Arch. Min. RR.EE . Caja 273, File 14, Cod. 2-4, f. 187 y 187v. 9 Ver Trillo, G. (2015). Buenos Aires y la guerra del Pacífico. Actores subalternos en la ocupación de Lima. Diálogo Andino, (48), 55-64. 10 Para una evaluación de la gestión de Odriozola, ver Tauro del Pino, A. (1964). Manuel de Odriozo- la. Prócer - Erudito - Bibliotecario . Lima: UNMSM. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.47, 2019

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