Fénix 48, 101-126

121 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 trimonio cultural documental, sino actores claves y activos que tienen un aporte y espacio singular en la gestión. Ahora bien, toda actuación está acompañada de un marco de interpretación-acción llamado gestión, que explica y fundamenta la actuación de los diversos agentes culturales, quienes contribuyen a la vida cultural de su entorno en un sentido amplio y representan un «factor determinante para la consolidación de la intervención social» (Martinell, 2000b, p. 12). En este sentido, hablar de la gestión cultural resulta un tema clave dentro del marco interpretativo del presente trabajo, pues en ella confluye el trabajo de entes como instituciones gubernamentales, organismos internacionales, gestores, universidades y organizaciones gremiales (Mariscal Orozco, 2015). En las últimas décadas, este interesante campo de trabajo y acción ha seguido un proceso de formalización que se traduce en la llamada « triple vocación de la gestión cultural: como encargo social, como profesión y como campo académico » (Mariscal, 2015, p. 97), constituyéndose de este modo en «una palanca del desarrollo humano si se fundamenta en un concepto abierto y operativo de cultura y si toma en cuenta los rasgos identitarios de las sociedades en que se ejerce» (Olmos, 2008, p. 17). Agentes sociales en la gestión del patrimonio cultural documental Los actores o agentes sociales desarrollan dentro de la gestión cultural dos princi- pales funciones: a) la intelectual y b) de poder «entendido como la capacidad de liderazgo» (Martinell, 2000a, p. 115). A pesar de que se desenvuelven en espacios poco estructurados, desempeñan un papel importante y activo dentro de las polí- ticas culturales, los proyectos y las acciones en cada uno de sus países o regiones. Ellos son «mediadores que realizan la construcción del referencial e intelectual de una política» (Martinell, 2000a, p. 121). Los agentes configuran determinados tipos de gestión que están definidos por sus espacios de actuación. De este modo, tenemos agentes de la administración pública, del sector privado, del llamado tercer sector (de organismos sin fines de lucro) y aquellos que desde lo académico-profesional gestionan proyectos cultura- les. Ballart Hernández y Juan i Treserras (2005), Martinell Sempere (1999, 2000a, 2000b) y Padula Perkins (2010), al estudiar a dichos agentes, mencionan un con- junto de características que pasamos a desarrollar, enriquecer y esquematizar en una clasificación propia (ver tabla 7). Pamela Cabala Banda

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