Fénix 48, 129-147
135 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 y Rubí, Tomás Méndez Lachica, Francisco Romero, Francisco Gómez Laguna y Ber- nardino Ruiz, conspirados por Baquíjano y Carrillo y el fray Diego Cisneros (Tamayo, 1993), decide contribuir con el desarrollo cultural del Perú y en 1971 publican el Mercurio Peruano. En aquellos tiempos, antes de que los periódicos fueran propiamente publicados, se expedía un formato que podría ser tomado como un preperiódico , denominado prospecto. En él se explicaba las características y contenidos que tendría el periódico, y según la aceptación del público se continuaba o no con su impresión (Clément, 2006). En este sentido, Higgins (2006) cuenta lo que detalló el prospecto del Mercurio Peruano y cuáles fueron los primeros temas abordados: El prospecto lamentó la falta de conocimientos sobre el país y argumentó que para que el Perú floreciera se necesitaba información sobre su geografía, su historia, su economía, sus recursos naturales, su población, su organización pública. El primer artículo, ‘Idea general del Perú’, da el tono de la revista, siendo una descripción concisa de la geogra- fía física del país, de los varios grupos que constituyen su población y de sus recursos económicos. Durante los cuatro años siguientes los sucesivos números del Mercurio hubieron de ampliar ese artículo inicial al estudiar de manera sistemática y detallada diversos aspectos de la realidad peruana (p. 78). No obstante, la partida del Perú de tres de sus impulsores, José Baquíjano, Jacinto Calero y José Rossi y Rubí, a consecuencia de su ascenso a nuevos cargos políticos que el virrey Gil prometió por apoyar su objetivo de fomentar el desarrollo y progreso so- cial del imperio, hizo que las publicaciones del Mercurio Peruano se vieran debilitadas. A pesar de ello, el fray Cisneros continuó con una edición más en 1795, pero tras el decremento de lectores, el diario tuvo que ser cerrado (Peralta, 1997). De esta manera, la capital se vio desabastecida de publicaciones nacionales, pues ya antes habían desa- parecido el Diario de Lima y otro periódico de corta emisión denominado el Semanario Crítico . Con el inicio del siglo XIX, se habilitó un libre comercio en el país. Así, la consulta de la prensa extranjera se convirtió en el nuevo hábito de la población lectora y contribuyó a que en la urbe limeña se desarrollara una opinión pública. El virrey Ambrosio de O’Higgins, quien asumió el gobierno del virreinato peruano en 1796, se trazó como objetivo impedir el ingreso de ideas extranjeras al territorio nacional. Al inicio de su gestión, no tomó im- portancia de la circulación de estos diarios; pero al retractarse, e intentar detener estas ac- ciones, en vano fueron sus esfuerzos porque aun así se practicaría una lectura clandestina, que sería perseguida y denunciada (Peralta, 1997). En 1805, continuando con Peralta, se promulga una nueva ley de imprenta que busca potenciar los controles en la difusión de ideas tras la Revolución francesa. Con este pro- pósito, se exige la presencia de un juez de imprenta, en «reemplazo del Consejo de Castilla Magaly Milagros Sabino La Torre
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