Fénix 48, 149-159

158 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 con la política cultural y educativa del Gobierno que promueve su edición. Estas iniciati- vas, en la mayoría de los casos, están dirigidas por la promoción de la lectura. Sin embargo, como advierte Escalante (2007), podría resultar arriesgado basar estos proyectos en el supuesto de la importancia intrínseca de la lectura. Escalante cuestiona el valor de la lectura: ¿Por qué importa la lectura? La pregunta parece una impertinencia porque en el len- guaje habitual de nuestra vida pública el valor de la lectura es un sobreentendido que no hace falta ni siquiera hacer explícito (entiéndase: no la capacidad para leer, no la alfabetización, sino la práctica de la lectura y en particular de libros). Sin más, se da por supuesta que es importante leer; más concretamente, se da por supuesto que es importante que haya más gente que lea más libros, y es algo que ni se discute ni necesita explicación (p. 60). Otro factor que puede ser cuestionado en este tipo de proyectos es la imposición de valores de clase, donde desde una posición superior el intelectual mira al público ignorante y lamenta «su vacío intelectual» y crea la necesidad de una «alfabetización científica» (Wynne, 1992, p.38) que puede ser satisfecha desde la producción masiva y barata de libros. La orientación democrática e igualitaria de los proyectos editoriales conmemora- tivos corren el riesgo de reforzar el valor simbólico de los libros, que en algunos con- textos puede resultar intimidatorio. El discurso oficial insiste en la importancia de la lectura para el estudio y el aprendizaje, desde este discurso se crea la necesidad de con- sumir un producto. En este caso específico, el discurso crea la necesidad de consumir el libro, para ascender a la posición «intelectual» a través del objeto. Bicentenarios, libros, bibliotecas y memoria en busca de lectores en Sudamérica

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