Fénix 48, 161-178
168 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 se volverán su obra, nacen del vacío del escritor, de su propia nada. El último acto del escritor, la última meta estimable y deseable al escribir es entregarse a esta acción revolucionaria. Un dar todo en su obra: libertad o muerte. El escritor además es un testigo de palabras ajenas. El psicoanalista francés Boris Cyrulnik, nos habla de la importancia de los escritores y los artistas al capturar las pala- bras de otros cuando estas aún son imposibles de exteriorizar. Cyrulnik, sobreviviente del Holocausto, sabe muy bien de esta capacidad del escritor 4 . Y entonces, ¿cuál es la obra del escritor? El libro, desde luego. El libro es la obra con la que ingresa al mundo. ¿Qué hace el escritor que escribe? Todo lo que hace un hombre que trabaja en otros campos, pero en un grado eminente. Esa obra la produce modificando realidades humanas. Escribe a partir de cierto estado del lenguaje, de cierta forma de cultura, de ciertos libros, a partir también de elementos objetivos. Ese nuevo libro ciertamente es una realidad. El autor no solo entrega una obra al mundo. La escritura de un libro se vuelve toda una experiencia, una innovación extraordinaria. Blanchot afirma que, en la presencia de esa nueva realidad, «el escritor se vuelve otro y aún más: esa otra cosa —el libro—, del cual él solo tenía una idea y que de ninguna forma podía conocerla previamente, es justamente el escritor transformado en otro» (2007, p. 303). El escritor ha realizado otra metamorfosis por medio de esa experien- cia a la que llamamos escritura y que parte desde el vacío. Al finalizar, la obra ella representa a su propio nombre 5 . El filósofo alemán Heidegger también menciona esta intrínseca relación entre el trabajo manual del escritor realizado en su obra y cómo en ella reside su propio ser: «Ser, palabra […] el manuscrito nombra una matriz original y esencial […] La relación del ser con el hombre, esto es, la palabra, es, en el manuscrito, inscrita en el ser» (Como se citó en Han, 2018, p.69). Pero pensamos un poco más en lo que significa que el escritor se haya convertido en su propia obra. Homo faber El libro, cosa escrita, entra en el mundo donde cumple su papel de transforma- ción. Con esto, el escritor ha realizado un acto prodigioso. «Las palabras con las que describe este nuevo mundo son reales, la historia es imaginaria. Un mundo que es sacado de la realidad, pero que al mismo tiempo resulta inaccesible» (Blan- 4 Ver entrevista disponible en YouTube: «Resiliencia. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional». https://www.youtube.com/watch?v=_IugzPwpsyY&t=1874s 5 Esta capacidad de darle nombre a lo inactual e invisible es muy importante en el trabajo sobre el mito, según Blumenberg: Para hacer de lo inactual e invisible objeto de una acción de rechazo, de conjura, de reblandecimiento o despotenciación se corre ante ello, como un velo, otra cosa. La identidad de tales factores es constatada y hecha accesible mediante nombres, generando así un trato de igual a igual. Lo que se ha hecho identificable mediante nombres es liberado de su carácter inhóspito y extraño a través de la metáfora, revelándose, mediante la narración de historias, el significado que encierra (2003, p. 14). Un espacio para los lectores
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