Fénix 48, 83-99

94 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 actividades más pueden realizarse por ese medio, incluso hay evidencia que resalta que el teletrabajo puede hacer más productivo algunos sectores con contacto directo con los clientes (Liang et al., 2015). Dentro del último reporte del Observatorio de Innova- ción en el Sector Público (OPSI) de la OCDE (2020) destaca la transformación digital como una de las tendencias inmediatas. En efecto, consideramos que las conversaciones iniciales sobre estos temas irán madurando y posicionándose de una manera más rápida. Sin embargo, esta agenda de transformación digital atrae retos que debemos tener en cuenta. En relación con los datos abiertos, destacamos cuatro cuestiones para abordar lo más pronto posible: e-participación (participación digital), habilidades digitales, privacidad y calidad de los datos. Respecto al primero, término emergente delimitado por Naciones Unidas —nos lo apropiaremos— como «el proceso de involucramiento a los ciudadanos en las políticas, la toma de decisiones, el diseño y la prestación de servicios por medio de las tics» (2020, p. 153). Tal estudio, halló un incremento en las consultas electrónicas en más de 50% de los países evaluados. Sin embargo, el informe destaca que, en términos generales, la participación digital permanece baja. Además, señala que esta forma de participación no debe ser entendida como un tema exclusivamente tecnológico de desarrollo de e-plataformas, foros, petitorios o encuestas. Es esencial, sí, pero también debe entenderse y asimilarse su correlación con otros pilares de la gobernanza como la cultura organizacional o la institucionalidad. Finalmente, sobre la región destacamos los casos de Consulta Pública (Argentina) y la Urna de Cristal (Colombia), como pla- taformas de referencia y de extracción de aprendizajes. El gran volumen de datos que generamos diariamente supone una complejidad respecto a su manejo. La digitaliza- ción que ya venimos viviendo supone retos sobre el capital humano que la maneja. Al respecto, instituciones multilaterales vienen señalando la importancia del desarrollo de habilidades tecnológicas en el sector público (OECD, 2019a; Zapata et al., 2020). Por ello, consideramos que debemos disponer de dos visiones: preventiva e inmediata. La primera, debería estar concentrada en los futuros funcionarios públicos. En ese sentido, el Gobierno, junto a otros sectores y actores de la sociedad, debe buscar la incorporación en los currículos educativos la enseñanza de habilidades del siglo XXI. Por citar un ejemplo, un informe de Deloitte (2017) señala que las habilidades para una era digital deben orientarse a habilidades de contenido, de proceso, de sistema, técnicas, sociales, de resolución de problemas y de gestión de recursos. A pesar de que nuestra conectividad en la región dispone de una brecha alta 1 , esta crisis ha abierto una oportunidad para nuestro país. El caso más prometedor es el del Ministerio de Educación (Minedu), que, a inicios de la pandemia, anunció la adquisición de más de un millón de tablets para estudiantes y docentes con miras a cerrar la brecha digital entre las personas más desfavorecidas de nuestro país. La oportunidad radica en la 1 Según Muente-Kunigami y Serale (2018), la brecha entre banda ancha y móvil es de 48%. Presente y futuro de los datos abiertos: análisis y reflexión del caso peruano

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