Fénix 48, 83-99
86 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 el transcurrir de las semanas, diversos medios periodísticos han puesto en evidencia algunos casos de corrupción. Esto fue posible gracias a la existencia de una plataforma exclusiva de Control a la Emergencia Sanitaria COVID-19, de la Contraloría General de la República, que informa sobre el grado de avance en las medidas realizadas frente a la COVID-19. Adicionalmente, dentro de las otras medidas gubernamentales encontramos a Re- activa Perú y Fae-Mype, ambos mecanismos de salvataje financiero que buscan evitar la ruptura en la cadena de pagos por medio de préstamos a intereses bajos para la cancelación de deudas u obtención de capital de trabajo. Sin entrar a valorar su diseño e implementación, algo por destacar de ambas medidas es la libertad de información bajo dos formatos: a) resumido y visual (Reactiva Perú, 2020a) y b) detallado y numé- rico (Reactiva Perú, 2020b). Estos datos abiertos han propiciado que unidades de in- vestigación puedan analizar la información y resaltar algunas posibles incongruencias, como la entrega de préstamos a empresas involucradas en temas judiciales en curso (Cabral, 2020). Así también, otro episodio reciente que ha causado mucho revuelo en el acontecer nacional han sido las exorbitantes diferencias entre los precios de un medicamento de un establecimiento nacional con el de uno privado. Esta comparación fue posible gracias al Observatorio de Productos Farmacéuticos del Ministerio de Salud, ahí se puede ver el valor referencial del medicamento y se puede realizar comparaciones del precio de venta. En suma, los datos han abierto una ventana de oportunidad para que una ciuda- danía externa, manifestada a través del periodismo de investigación, pueda escudriñar, comparar y compartir información relevante sobre aspectos sustanciales de esta pande- mia, propiciando cambios o mejoras en los ejemplos señalados. Sin embargo, no todas las acciones han confluido por ese camino. Dentro de la crisis sanitaria producida por la COVID-19, muy aparte de las medidas iniciales de aislamiento y distanciamiento social, algunos países —principalmente asiáticos y solo uno latinoamericano (Oquen- do, 2020)— lidian y controlan el nivel de contagio por medio del rastreo y seguimiento de contactos. El éxito de estas medidas radica en la calidad de datos recopilados que se realizan a las personas. Aunque sin las garantías adecuadas, la información que po- damos proveer podría ser empleada con fines más allá de los sanitarios (Brown, 2020). Como ya señalé, los datos son insumos relevantes para la toma de decisiones. Para el caso de la COVID-19, el dato primordial que se debe conocer es la tasa de contagio (el popular Factor R). Cuando el Factor R es menor a 1, implica que una sola persona posee una capacidad de contagio menor a uno, por lo que se pueden aligerar las medi- das de distanciamiento social y reabrir la economía. Pero para determinar el R, se re- quiere información. Sin embargo, a pesar de su importancia, el Gobierno en sus men- sajes diarios sobre los estragos situacionales producidos por la pandemia solo comparte información parcial, omitiendo dar cuenta del R. Inclusive uno se podría preguntar, Presente y futuro de los datos abiertos: análisis y reflexión del caso peruano
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