Fénix 48, 9-28
23 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 En la práctica científica, las hipótesis o proposiciones que son elaboraciones men- tales deben ir acompañadas del sustento probatorio. En comunión con ello, debemos afirmar que nuestra hipótesis tiene asidero en las normas decretadas en los primeros meses de nuestra independencia, las mismas que están señaladas líneas arriba. Asi- mismo, hemos recurrido a los siguientes textos con el objetivo de reforzar nuestra posición. • El texto titulado Calendario y guía de forasteros de Lima para el año de 1826, pu- blicado por la imprenta del Estado, en este señala que el director del Instituto Nacional (también así se le llamó a la Biblioteca Nacional en sus primeros años) es el señor ministro de Estado en el Departamento de Gobierno y Rela- ciones Exteriores. • El Calendario y guía de forasteros de Lima para el año de 1830, acá señala como di- rector nato de la Biblioteca Nacional al ministro de Gobierno. (Paredes, 1829). • Por último, el Calendario y guía de forasteros de la república peruana para el año de 1841, donde señala que el jefe superior y director de la Biblioteca Nacional es el ministro de Instrucción Pública, Beneficencia y Negocios Eclesiásticos, esto quiere decir que, para la década del 40 del siglo XIX, el cargo de director de la Biblioteca Nacional recaía en el ministro de Instrucción (Educación en la actualidad), y ya no en el de Gobierno. (Carrasco, 1840). Todo lo anterior nos faculta a poder afirmar que nuestra hipótesis, en la que seña- lamos que Bernardo de Monteagudo fue primer director de la Biblioteca Nacional del Perú y ministro de gobierno de forma paralela, es cierta. El exdirector Carlos A. Romero y la ceremonia en honor a BernardoMonteagudo (1940) La revalorización del papel de Bernardo Monteagudo en la fundación de la Bibliote- ca Nacional no es nueva. Nuestro prócer ya había sido tomado en cuenta en el siglo XX por Carlos A. Romero, el mismísimo director de la Biblioteca Nacional, quien asumió la dirección de esta en el periodo de 1928-1943. El director Romero, el 28 de enero de 1940, promovió y lideró una ceremonia en honor a Bernardo Monteagudo en el local que hoy conocemos como la Gran Biblio- teca Pública de Lima (local de la Av. Abancay del Cercado de Lima). Esta ceremonia se llevó a cabo a raíz de la Moción de Orden aprobada por la Cámara de Diputados de la República del Perú, aproximadamente un mes antes (27 de diciembre de 1939). En esta singular ceremonia estuvieron presentes, entre otros: Carlos A. Romero (director de la BNP), Carlos de la Puente (diputado autor de la moción), Pedro M. Oliveira (ministro de Educación) y Carlos Quintana (embajador de Argentina). Roger Saravia Avilés
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