Fénix 48, 9-28
15 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 En los primeros días de julio de 1821, las tropas españolas lideradas por el virrey José de la Serna abandonan la ciudad de Lima. Don José de San Martín, a petición de los habitantes de Lima, ingresa a la ciudad con sus tropas. El 15 de julio se firma el Acta de Declaración de la Independencia del Perú y el 28 del mis- mo mes se proclama la independencia en diferentes plazas del Cercado de Lima. ¿Cuál es el papel de Monteagudo después de la proclamación de la independencia del Perú? Veamos, Monteagudo fue el principal artífice de los actos políticos y admi- nistrativos de la etapa siguiente a la proclamación de la independencia del Perú, a esta etapa se la conoce como el Protectorado (1821-1822) 5 . Al respecto, el historiador argentino Bartolomé Mitre nos da luces de la labor de Monteagudo en el Gobierno protectoral: «La obra reformadora del Perú, que lleva el nombre de San Martín, fue grande y fecunda; pero mero adorno de su corona de libertador es la obra de sus minis- tros, y principalmente de Monteagudo, que concibieron las reformas y las plantearon» (1890, pp. 119-120). Es sabido que en el Protectorado de San Martín se decretaron normas a favor de las clases sociales menos favorecidas (libertad de vientres para los esclavos, la abolición del tributo indígena, entre otros). Asimismo, se establecieron instituciones culturales como la Escuela de Preceptores y la Biblioteca Nacional. Estas normas e instituciones fueron ideadas y fundamentadas por el célebre Bernardo Monteagudo. Monteagudo traía una experiencia previa de Argentina, como colaborador del Go- bierno del Río de la Plata había participado en los debates para la emisión de normas para el nuevo gobierno, todo ello le sirvió para poder concretar las reformas que im- pulsó el Gobierno del Protectorado. «Estas ideas con sus fórmulas y fundamentos teó- ricos, eran importaciones de la revolución argentina de que Monteagudo había sido colaborador en el Río de la Plata» (Mitre, 1890, p. 222). Además, es importante señalar que don José de San Martín en su estadía en Lima sufrió los achaques propios de las enfermedades que padecía 6 , al extremo de estar en cama los días y semanas posteriores a la declaración de la Independencia, como presu- me la historiadora O’Phelan: «San Martín debió pasar largas temporadas recluido en el Palacio de la Magdalena, ubicado en las afueras de Lima, debido a sus problemas de salud, dejando las riendas a Monteagudo» (2017, p. 305). Entonces, podemos afirmar que Monteagudo fue el verdadero artífice y ejecutor de los actos del Protectorado. El poder legal recaía en San Martín (con el cargo de protector), pero ante sus limitacio- nes físicas, por sus enfermedades, será Bernardo Monteagudo quien administre, en 5 Don José de San Martín no se proclamó rey ni presidente del Perú; optó por el título ambiguo de protector del Perú. 6 Al respecto véase: Dreyer, Mario S. (1982). Las enfermedades del general don José de San Martín . Academia Nacional de Ciencias, Buenos Aires; y Buroni, José Raúl, Rivas Pérez, Diego, y Buroni, María Laura. (2008). Las enfermedades de los ojos del general San Martín . Instituto Nacional Sanmartiniano, Buenos Aires. Roger Saravia Avilés
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