Fénix 48, 9-28

17 F énix . R evista de la B iblioteca N acional del P erú , N.48, 2020 Ahora centrémonos en el tema neurálgico del presente escrito, la labor de Bernar- do Monteagudo frente a la creación de la Biblioteca Nacional del Perú y su cargo como primer director de esta. Bernardo Monteagudo promotor y director de la Biblioteca Nacional del Perú (1822) Como ya se señaló, don José de San Martín pasó parte de su periodo protectoral en- fermo. Es por ello que en los inicios de nuestra vida independiente Monteagudo será el real gobernante del país. En ese contexto (1821-1822), el papel de Bernardo Mon- teagudo será fundamental para la implementación de la primera biblioteca nacional, como lo vamos a explicar a continuación. El 28 de agosto de 1821, exactamente un mes después de la proclamación de la independencia, don José de San Martín decretó la creación de la Biblioteca Nacional del Perú. Convencido sin duda el Gobierno Español de que la ignorancia es la columna más firme del despotismo, puso las más fuertes trabas á la ilustración del Americano, man- teniendo su pensamiento encadenado para impedir que adquiriese el conocimiento de su dignidad. Semejante sistema era muy adecuado a su política; pero los gobiernos libres, que se han erigido sobre las ruinas de la tiranía, deben adoptar otro enteramente distinto, dejando seguir á los hombres y á los pueblos su natural impulso hacia la perfec- tibilidad. Facilitarles todos los medios de acrecentar el caudal de sus luces, y fomentar su civilización por medio de establecimientos útiles, es el deber de toda administración ilustrada. Las almas reciben entonces nuevo temple, toma vuelo el ingenio, nacen las ciencias, disípanse las preocupaciones que cual una densa atmósfera impiden á la luz penetrar, propáganse los principios conservadores de los derechos públicos y privados, triunfan las leyes y la tolerancia, y empuña el cetro la filosofía, principio de toda liber- tad, consoladora de todos los males, y origen de todas las acciones nobles. Penetrado del influjo que las letras y las ciencias ejercen sobre la prosperidad de un Estado. Por tanto declaro: 1.° Se establecerá una Biblioteca Nacional en esta Capital para el uso de todas las per- sonas que gusten concurrir á ella. 2.° El Ministerio de Estado en el Departamento de Gobierno, bajo cuya protección queda este establecimiento, se encargará de todo lo necesario á su planificación». (San Martín, 29 de agosto de 1921). Así vemos que en el numeral 2 del decreto del 28 de agosto señala que será el ministro de Estado en el Departamento de Gobierno el que se encargue de todo lo necesario para su planificación . En agosto de 1821, este cargo lo ostentaba Juan García del Río. Sin embargo, cabe precisar que el cargo en relación con la Biblioteca Nacional Roger Saravia Avilés

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