Fénix 5, 130-160

mero de cl;isilicrición de muchas cifras. 1% este :;istc;ria no se puede coinbi- nar Ia brevedad del riíiniero de clasificación con la brevedad del símbolo de notación interna, sino cuando existen muy pocos libros en la biblioteca. Sir, embargo, como afirnia Margaret Manri, los inconvenientes de una notación :muy espa~ididason compensados en la biblioteca universitaria o en la de investiga- ción por 1;i iriforinación adicional que suministra y por el agrupaniiento más cerrado que occisionn, habilita~doal bibliotecario para niovilizar más rápida- lnerite los libros existentes sobre deterniinado aspecto de una materia. Para la determinación de los símbolos cic ha tenido en c~i ent~i , en primer rérmino. las Ietrii:; propias de2 castellano y se les h,t dado Iri exacta posición que tieiirn en n.~:cstroalfabeto. E1 prohlenl;i de los apellic!os coinpttesios tiene uiia solución prlicrica. SI' coiisideran sep:irr+ciairiente los apellidos yuxtapiiestos y se les da los correspon- cliente:; sirilbolos de ni13 1eti.a y dos cifras ¿i cada uilo, pero se colocan estos ::imbolos ~ 1 1 0 -el del primer apellido- encitrici del otro. La ordenación alfa- Bktica no sufre en esta forinc. y la ordenación decimal funciona perfectamente. En el caso de los apellidos c o~pu e s t o smediante partícula -de, de la, de las. de los, del, y- se ha adaptado la:; tab1;is en forma tal que Icis partículas tienen iin nú~iieroespecial en sus diferentes combinaciones con los segundos apelli- dos; se aplica entonces el niisnio procedimieiito que para los apellidos compues- tos por yuxtaposición, eiitando constituído el segundo símbolo por una clave que representa sirnuítánearnente a la particula y al apellido siguiente. sin afectal- el orden nlfabético ni el orden decimal, ni alterar el arreglo estrictamelite al- fabético de los autores. En las reglas respectivas que se dan a continuación se proporcionan eje~riplosque ilitstran las soluciones encontradas para estos groblelnas. Los nombres de 1~ig;ires.ciuclades y paises han sido tenidos en cuenta. Cahe recalcar que la toponimia peruana y americaria en general hn influido e n la fori.niulnción de estas tablas. Una advertencia final es neccs,?ri,i. En aiy-urlris de las letras que no tie- nen rriucho uso en castellano no se ha tenido en cuenta el principio de frecuen- cia de apellidos. El uso de ripios para llenar espacios que hubieran quedado vacios no afecta, sin exnbargo, la estructura de las tablas. Pero es necesario tt*eierlo preqente si se piensa hacer espánsiones. Lri aplicación de las tablas de notaciór* interna está sujeta ü prii~cipios y reglas flexibles. Su uso requiere, por otra parte, un ponderado criterio, cierta habilidad práctica y aún una dosis de ingenio para encontrar el trci"iamientrr> mas adeciirido en cadri caso. Puede afirmarse qGe la sistematización de los principios y reglas de nota- ción interna, al igual que la de todos los procesos técnicos, ha alcanzado un ;tito grado de desarrollo en la biblioteca norteamericana. No puede dejarse. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.5, enero-junio 1947

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