Fénix 6, 378-390
E L CLARIEALTE DE OVIEDO 3 79 externas e internas que la destruyen y devuelven al futuro historiador y des- criptor de las Indias la paternidad de esta novela. El mismo, después de habernos narrado con una ficción convencional que encontró su historia en el remoto reino de Phirolt, que se la hizo explicar por un intérprete tártaro (2) y le dió forma castellana, añade que "despues, estando yo en la India et postrera parte acidental qu' al presente se sabe, don- de fuí por veedor de las fundiciones de oro. .. escrevi más largamente aqucsta crónica sin olvidar ninguna cosa de lo sustancial della, continuando la senten- cia ystorial en este estilo o manera de decir que no es tan breve como primero estava" (11, r.). También esta afirmación tiene que ser aceptada con reserva, porque en la segunda parte de la novela son tan frecuentes los nombres geográficos de localidades visitadas por Oviedo en 1516, que parece extremadamente ve- rosímil que él la haya escrito después de su viaje a Flandes (3). Sin embargo, da un poco de pena renunciar a tener como enteramente veraz aquella afir- mación, porque, si fuera del todo cierta, haría del Claribalte la primera obra literaria compuesta (1514- 1515) en tierras de América y anterior aún a aquel famoso Ztinerarium ad regiones sub equinoctiale plaga constitutas, que Ales- sandro Geraldini, obispo de Santo Domingo, escribió en 1520 (y que por lo demás sólo se publicaba en Roma en 1631) (4). Desgraciadamente la lectura del Claribalte no revela ninguna influencia "americana", ningún eco de aquella primera estancia de Oviedo en las Indias, salvo quizás el uso de la palabra yerbas como sinónimo de veneno (5) ; y que- da, pues, colgada en el aire la aserción de un reciente estudioso, según el cual Oviedo "tradujo" el Claribalfe "cuando todavía los hechos militares y su pri- mitiva visión del Nuevo Mundo le llenaban el alma de las ficciones cabai!eres- cas tan en boca a la sazón" (5 bis). No, el entusiasmo de Oviedo ante la visión de América debía expresarse dentro de poco en forma más congruente y satis- (2) Aunque el Claribalte, que Oviedo atribuye repetidamente al "Coronista Lista- rio" (XIII r., XLII v., XLIV v., LVI r., LXVIII v.), sea citado a menudo como una tra- ducción, sobre la fe del frontispicio ("nuevamente imprimido e venido a esta lengua caste- llana") y del prólogo ("nuevamente escrito y venido a noticia de la lengua castellana"), se irata evidentemente de una obra original. (El versículo final lo dice, LXXXI v.: "obra gentil y nueva"). AMADOR D E LOS RIOS, que todavía lo creía una traducción cuando escribía su conocida biografía de Oviedo (1851), lo reconoce por original en su Historia Crítica de la Literatura Española, v. VI1 (Madrid, 1875), 386-7, n. 2. Estudiosos más familiarizados que yo con la literatura de este género podrán encontrar fácilmente "fuentes" y derivacio- nes. Pero no obstante los epígrafes, Oviedo por cierto lo consideraba una creación suya ori- ginal. Recordamos que otra obra de Oviedo, las Regias de la Vida Espiritual y Secreta Theo- logia (Sevilla, 1548) siempre se encuentra citada como traducción do1 italiano, aunque nunca se haya podido precisar cuál sea su texto original. ( 3 ) También AMADOR DE LOS RIOS, (1, xxix, lxxxv) asigna a la "traducción" del Claribaífe al año 1517, sin dar razones. (4) HENRIQUEZ URENA, P., Literary Currenfs in Hispanic America, Cambridge, 1945, 12, 207, quien dice de Geraldini "probably the first man to write Latin verse and prose in the Americas". (5) "El Emperador creyó que le avian seydo dadas hiervas" (LXX v.). En la Historia y en las otras obras de Oviedo, "hierva significa siempre el veneno con el cual los indígenas hacían más letales sus flechas Cf. MORINIGO, M. A., América en el Teatro de Lope de Vega, Buenos Aires, 1946, 128-9. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.6, 1949
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