Fénix 6, 378-390

FENIX íactoria. El Claribalte parece de veras un mero pasatiempo, un ejercicio no demasiado pesado para quien tenía desde hacía tantos años familiaridad con las letras, combinado (según veremos dentro de poco) con un discreto home- naje y augurio para un príncipe en desgracia, de quien se declara devoto y fiel servidor. 2 ) Sea que Oviedo se arrepintiera de este gesto de lealtad hacia un antiguo señor que Carlos V retenía en dorado cautiverio; sea que, enalteci- do y orgulloso de su alta misión de historiador, quisiera deliberadamente olvi- dar las bagatelas de la ficción caballeresca, es un hecho que Oviedo, no sólo se abstuvo siempre de mencionar el Claribalte (él que con tanta frecuencia ci- ta las otras obras suyas, editadas e inéditas), sino que, como se sabe, muchas veces con oportunidad, y sin ella, vituperó conjuntamente a los escritores y a los lectores de poemas y romances de caballería, ora porque contienen ilu- sorias mentiras, ora porque hacen perder un tiempo precioso. No sorprende, pues, que Claribalte haya quedado casi desconocido, sal- vo a los bibliógrafos (6), mientras si sorprende que le tocara el honor de una segunda edición durante la vida de su autor, cuando, como sabemos, de todos los otros escritos de Oviedo, sólo la primera parte de la Historia Natural y General era reimpresa antes que él muriera. Ningún repertorio bibliográfico menciona esta segunda edición del Cla- ribalfe, de la que sólo tengo noticia por el catálogo de un librero de viejo. El título transcrito en él es prácticamente idéntico al de la única edición cono- cida, que se terminó de imprimir en Valencia a XXX de mayo por Juan Vinao en MDXIX; pero el colofón dice en lugar de ello "en Sevilla en casa de Andrés de Burgos, a X días de diziembre. Año de mil y quinientos y quarenta y cin- co" (7). El nombre de aquel impresor no figura en ninguna otra obra de Oviedo. Y el autor, que había vuelto a las Indias ya desde el 11 de enero de 1536, só- lo regresaba a España en la segunda mitad de 1546. Aún más, en ese año de 1545 Oviedo empezaba la redacción de sus Moralísticas Quinquagenas, en las que son particularmente numerosos los vituperios para aquella literatura de ( 5 bis) G. O. M. (Gustavo Otero Muñoz), "Galería de Historiadores Neogranadi- nos - Gonzalo Hernandez de Oviedo y Valdes", Boletín de Historia y Antigüedades, Bogotá, XXI (1934), p. 3, quien extrañamente considera las seniles Quinquapanas de Oviedo como "la primera obra de ingenio comp~estaen el Nuevo Mundo". ( 6 ) E l único, que yo sepa, que demuestra haber ido más allá del título, sin limi- tar.;e a contar las hojas y transcribir el colofón, es Ventura GARCIA CALDERON, Vale un Perú, Paris, 1939, 43-46 (cf. p. 34). ( 7 ) E l catálogo (The Dolphin Bookshop, Oxford, 1941, Caf. of OId Spanish Books, n. 119) no indica el número de las pUginas, ni proporciona otros elementos que permitan es- tab!ecer si se trata de una reimpresión, de una nueva edición, o quizás tan sólo de una nue- va carátula, aplicada a algunos ejemplares no vendidos de la primera edición. Se limita a de- cir que el libro es "extremely rare.. . not mentioned in any bibliography", y pide por eso Za suma relativamente modesta de ocho guineas. También la edición de 1509 es rara: no tigura en el Union Catalogue, salvo en una copia fotostática, en la Library of Congress, he- cha sobre un ejemplar de la Biblioteca Nacional de Paris (que la obtuvo de la Bibliothgque du Roi, que, a su vez, la obtuvo de la biblioteca de Colbert). Sobre la fotocopia de la Library of Congress fué hecha la fotocopia obsequiada a la Biblioteca Nacional de Lima. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.6, 1949

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