Fénix 6, 511-589

miento que le inspira la tierra, convertido en palabras llenas de emoción y de verdad. Melgar tiene mucho de Ovidio aunque también denota influencia vir- giliana. Me parece, sin embargo, que es el sulmonense quien mayor influjo ha ejercido sobre su estro. No es esta precisamente la ocasión de hablar sobre los "Tristes" de Melgar y las reminiscencias líricas de los "Tristia" de Publio Ovidio Nasón. Sólo diré que cuando se lee a entrambos no se sabe cuando nos habla al corn- zón la lira de Melgar o la de Ovidio porque en su temperamento poético se encuentra simbólicamente hermanado el sentimiento romántico del primero con el lirismo majestuoso y vehemente del segundo. En la traducción de estos últimos versos se aprecia fácilmente la sua- vidad de la versificación castellana y la inspiración sincera de Melgar. Se no- ta una identificación con el poeta latino y cierto apasionamiento por entregar- nos casi inmaculado el legado poético de éste. Los versos de esta versión me parecen superiores a la mayoría de los que traduce, tanto por la poesía que entrañan cuanto por la forma como están interpretados. La belleza moral que irradian estos versos en medio del sensualismo que la obra general despide, des- pierta un insólito sentimiento de pureza, especie de desahogo del espíritu que an- sia, como Plotino, encontrar en las excelencias de 13s cosas la idea de hermosura que lleva impresa el alma. Bien podría decirse que la influencia purificadora de versos como los transcritos, engrandece al artista latino, el cual al levan- tarse de su inmenso infortunio de siglos por el toque milagroso de nuestro com- patriota, se exorciza de sus paganos y vitandos argumentos encontrando dupli- cados los tesoros de poesía que encierra su alma a través del tamíz de un poeta delicado y sutil que lo traduce con decoro. Ciertamente, la versión hispana de estos versos, es un modelo del gé- nero. Difícilmente se le puede sorprender en traducciones caprichosas e inse- guras pues aún en ciertos pasajes como "duram. . . humum" (a la dura tierra), Melgar procura expresar la ide-l aunque no refleje exactamente la forma. Dice Ovidio: Sauciet ut duram vomer aduncus humum (v. 172). Textualmente: "Para que el corvo arado rompa la dura tierra"; 37 Mariano Melgar expresa : . .. y que corten Con el arado corvo la campaña. (VV.219-120) Otras veces lo hace con suma delicadeza (v. 221). Por ejemplo: "ver- sata. . . terra" (tierra labrada, removida) por "surcos" y "ceralia semina" (se- millas de ceres) por el "don de Ceres". El nominativo "ager" (el campo) no lo traduce Melgar. (v. 222) y es lástima, pues el campo es -según Ovidio- el que "pagará con usura, respon- diendo al esfuerzo del labrador" y no el constante trabajo de éste. En tal vir- tud, más poética es la significación del original. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.6, 1949

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