Fénix 6, 511-589
no tocar a ninguna muchacha y te propongas no tocarlas en mucho tiempo, entonces es cuando debes grabar en tu memoria los defectos y no apartar tu pensamiento de aquellas máculas. Quizás alguien tendrá por cosas de poco momento -y no sin razón- estos medios. Pero si bien es verdad que aislados poco ayudan, reunidos son eficaces. La pequeña víbora mata con su mordedura al toro corpulento; y con frecuencia un perro no grande contiene al jabalí. Aprovecha la fuerza del nú- mero y reúne los preceptos que te doy en uno soto: de muchas espigas (de multis grandis-Cfr. Dicc. Valbuena) formarás un haz. Mas como son diver- sas las costumbres como las figuras, no todas las cosas se han de guiar por mis juicios. Lo que no ofende a tu conciencia, para otro tal vez, constituya un crimen. Aquel encuentra el término de su amor en mitad de la carrera, por- que vió en el desnudo cuerpo las partes vergonzosas. El otro, porque al incor- porarse la muchacha luego de saciarse en las delicias de Venus, contempló en el inmundo lecho señales repulsivas. Los que gracias a esto cambiaron, jugaban con el fuego, que tal era la débil llama que encendía sus pechos. En cuanto el niño alado ponga tirante la cuerda de su arco, la turba de los heridos pedirá mayores auxilios. ¿Qué decir de aquel que, escondido. sorprende a su amada haciendo sus necesidades y vé lo que el pudor prohibe que se vea? ilíbrennos los dio- ses de aconsejar tal a nadie! Tales recursos, aunque eficaces, no deben ponerse en práctica". Lo inexplicable para mí, es por que no ha traducido los versos 471-472: "¿Quid lacrimas, adiose senex? bene convenit illis Officio natam laedis, inepfe, tuo". En realidad, estos versos no tienen nada de inmorales; antes por e1 contrario, aclaran el sentido de los versos anteriores. Sorprende aún más el que aparezcan en latín en el texto castellano lo cual ha dado motivo a que no pocos crean que tales versos encierran ideas indignas. Todo lo contrario. Traducidos, dicen: ''¿A qué vienen esas lágrinas, odioso viejo? Son ambos felices y por pretender rescatarla vas a perder a tu hija". En cambio, los versos 728-729: "Hic fuit, hic cubuit, thalamo dormivimus isto, Hic mihi lasciva gaudia nocte dedit". Aun cuando sorprenda su inclusión en la versión castellana, bien hizo Melgar en no traducirlos, pues - c o m o anotamos- esquiva plausiblemente los pen- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.6, 1949
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