Fénix 6, 511-589

Pero sufrido el ánimo se altera, Si le dan documentos, y con rabia Mira el aviso de quien le aconseja. Mejor es empezar, cuando su llaga Deja tocar, y está para escucharnos. <Quién si no un loco reprimir tentara Entre los funerales de algún hijo El llanto de su madre? ;No! Dejadla; Que campo habrá de moderar su pena, Cuando quede llorando desahogada. Arte del tiempo sólo es a mi juicio La medicina: a tiempo, el vino sana; Y tomado a mal tiempo mata el vino. Hay más, que si a un tiempo no se aguarda, Con la prohibición se irrita el vicio. Llegando, pues, el día en que ya el alma Pueda seguir mis reglas, lo primero Sea del ocio huir con vigilancia: El ocio cría amor, y lo conserva, El causa y él fomenta un mal que agrada; Quítese el ocio, y luego de Cupido Perecerán los arcos, y apagadas Sus teas quedarán sin precio alguno. Cuanto al plátano alegran los arroyos, Cuanto el álamo vive por el agua, Y cuanto el cieno a la palustre caña, Tanto a Venus agrada la pereza, Trabaja siempre, si olvidar tu tratas, Que el amor cede el puesto a los negocios. El tiempo que en beber todo se pasa, El juego y el dormir a pierna suelta, Aun e1 alma que esté menos dañada Quitan las fuerzas, y Cupido artero Se cuela sin sefitir a las entrañas: El niño ciego busca la desidia, Y tiene odio jurado al que trabaja. Toma una ocupación, entra en el foro, Hay leyes, hay clientes, cuyas causas Penden de tí: debieras emplearte En ganar honra, no en conquistar gracias. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.6, 1949

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx