Fénix 7, 109-122

112 FENIX diciembre de 1586, prestadas en el Cuzco ante los escribanos Luis de Que– sada y Gaspar de Prado, como en su carta al Virrey en relación con el pre– tendido descubrimiento de minas y tesoros, se queja de los agravios hechos por los españoles a sus antiguos vasallos y exige que en esa jornada a Vilca– bamba se le otorguen recaudos para todo lo concerniente al trabajo de los indios, a don Jorge de Mesa "porque ampare a los naturales y deudos suyos que no sean agraviados". Doña María no vacila en recordar al Virrey que Manco Inca se retiró a Vilcabamba "fatigado de las opresiones que se le hacían no mirando que eramos rreyes de estos rreynos y auiendonoslo qui– tado lo deuiamos sentir y no tanto estos como otros agravios inconsiderados que se nos hacían"; agregando que al dejar Sayri Túpac ese reducto sólo se le dió "un poquito de lo mucho quehera nuestro". Con no poca razón ne– gó el virrey la licencia solicitada, expresando que consideraba peligrosa la entrada de doña María a la antigua sede de su padre y hermanos y califican– do de "impertinencias" los dolidos reproches de la viuda de Sayri Túpac. Doña María Cusí Huarcay Coya otorgó testamento en la ciudad de Los Reyes y feneció sus días en el Cuzco, siendo enterrada, conforme a sus deseos, en el convento de Santo Domingo, otrora Templo del Sol, al lado de Sayri Túpac y Túpac Amaru, los otros dos representantes de la esclarecida estirpe de Manco Inca ( 8). * * * Doña Beatriz Clara Coya, habida en la unión de Sayri Túpac y de nona María Cusí Huarcay Coya, fué la opulenta heredera de un pingüe ma– yorazgo y de ella guardan puntual memoria crónicas y documentos de la época. El 12 de agosto de 1563 ingresó al Monasterio de Santa Clara del Cuzco "para que se criase y deprendiese buenas costumbres en la dicha casa" (9), pero ya desde sus primeros años fué causa de codiciosas apeten– cias y sus varios pretensores motivaron ruidosos y largos litigios que preo– cuparon no poco a la Corona española. Fué uno de los pretendientes de la Coya, y con hartos títulos para amparar su demanda, don Felipe Quispe Titu, el hijo de Titu Cusí Yupanqui, quien, para que su heredero tuviera de for– ma más completa la representación imperial, deseaba esa unión con la mu- (8) C. Documentos para la Historia del Cuzco. Tumbas de los Incas Sairi Tupac, D. Felipe Tupac Amaru, a quien mandó cortar la cabeza el señor D. Francisco de Toledo, Virrey que fué de estos reynos y de la coya doña María Cusihuarcay.-lnformación jurí– dica para la fundación de una Capellanía de Misas, 1645. Pub. el P. Ambrosio Monales O. P. Revista del Instituto Americano de Arte, Cuzco, junio de 1944. pág. 13 y sigs. El 27 de marzo de 1575 aparece doña María Manrique Coya, "biuda mujer que soy de don Diego Sayre Topa inga difunto que Dios aya'', otorgando poder para pleitos a don juan Guinea de Alarcón. Cf. Protocolo del Escribano Luis García, Cuzco, año de 1565. fs. 523 vta. Bib. Nacional de Lima. (9) Domingo Angulo, El Monasterio de Sta. Clara de la Ciudad del Cuzco "Li– bro original que contiene la fundación del Monasterio de Monjas de Señora Sta. Clara desta ciudad del Cuzco". Cf. Revista del Archivo Nacional del Perú, Lima, 1938, tom. XI, ent II, pág. 158. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950

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