Fénix 7, 109-122

EL TESTAMENTO INEDITO DE BEATRIZ CLARA COYA DE LOYOLA 113 jer más destacada de su propia familia; y la impuso como condición de cual– quier agible pacto con las autoridades españolas. Otro de los aspirantes a la mano de la "bella hija de Sayri Túpac", como la llama el P. Altamirano, sería don Cristóbal Maldonado, el cual suscitó un dilatado y enredoso pro– ceso que siguió ventilándose cuando doña Beatriz había ya tomado es– tado (10). Empero, el ganador de la hija de Sayri no sería su imperial primo ni su osado raptor, sino, como ya dijimos, el capitán don Martín García de Lo– yola, tercero de este nombre y caballero de la orden de Calatrava, del más rancio abolengo y sobrino nieto de San Ignacio de Loyola, como hijo que fué de don Martín García de Loyola, sobrino del Santo, y de doña María Nicolás de Oyanguren, casados en la villa de Azpeitia, el 16 de diciembre de 1540. Entroncaba así la estirpe de los Incas del Perú con la más anti– gua y legendaria nobleza de Vizcaya ( 11 ). Con poca discreción había so– licitado Loyola la merced de agregar en su escudo de armas la cabeza del Inca ajusticiado y el Virrey Toledo expresa, en carta a S. M. del 24 de se– tiembre de 1572 ... "lo cual yo le concedí". No era muy digno este adita– mento en los blasones del marido de la sobrina de Túpac Amaru y proba– blemente por esta razón el Consejo Real de Indias se pronunció en forma negatoria en punto a esta pretensión del valido de Toledo. Aún después de haber contraído tan ventajosa alianza, celebrada con ceremonias de gran lustre y de señorial magnificencia, y no empece el he– cho de haber sido el capitán don Martín García de Loyola caballero de pro– bada lealtad, doña Beatriz seguía suscitando recelos, como ocurriera años atrás con la hija mestiza de don Francisco Pizarra. Así, en la carta del año 1582, el Licenciado don Diego López de Zúñiga, visitador de la Real Audien– cia de La Plata, menciona entre varios cargos contra Loyola, ex-corregidor de Las Charcas, "el haber dicho que intitularía Reyna desta tierra a doña Beatriz su muger". En 1591 fué nombrado Loyola gobernador de Chile y esta designa– ción, que se atribuyó a gestiones de don Pedro Gutiérrez Flores, ex-conse– jero de Toledo y miembro del Consejo de Indias, fué muy mal reéibida "por todo género de gente" y motivó la protesta del propio Virrey del Perú. Así, en carta del 28 de abril de 1592, don García Hurtado de Mendoza expresaba (10) En 1583 fué nombrado Loyola Gobernador de Río de La Plata, pero, como expresa el Virrey del Perú en carta de 17 de febrero de ese año, no salió para su des·: tino porque, para poder llevarse a su mujer tenía que concluir el pleito matrimonial con Cristóbal de Maldonado y ese era "negocio ynacabable". Cf. Roberto Levillier, Gobernantes del Perú. Cartas y Papeles. Siglo XVI, Madrid, 1925, tom. IX. pág. 260. (11) El ceñido carácter de mera Introducción a un documento que reviste esta nota nos excusa de mayores colaciones bibliográficas. En el capítulo pertinente de nues– tra monografía La descendencia de Huayna Cápac, puntualizamos pormenores de la biogra– fía de doña Beatriz y de su hija la Marquesa de Oropesa y estudiamos, a la luz de docu– mentación inédita, todo lo referente a los Marquesados de Oropesa y de Alcañices que radi– caron en la descendencia de ese Inca, por vía de su hija la precitada doña Beatriz Clara Coya. Cf. Ella Dunbar Temple, La descendencia de Huayna Cápac, Cap. VIII; La descendencia de Sayri Tupac y el Marquesado de Oropesa (Tesis Universitaria, 1946). Bib. del Semina– rio de la Facultad de Letras. Univ. l\fayor de San Marcos. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950

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