Fénix 7, 109-122
114 FENIX que a Loyola se le tildaba de "gran mercader, muy mísero y no soldado''. En otras comunicaciones reiteraba sus cargos contra el antiguo protegido del Virrey Toledo aludiendo, nuevamente, a su escasa pericia militar y a su. menguada reputación de varón codicioso de bienes materiales, "apretado y muy amigo de adquirir hazienda por todas las vias que puede"; reparos simi– lares a los que se le hicieron a raíz de su anterior actuación como goberna– dor de Potosí. Por orden del Virrey, Loyola partió directamente a Chile sin dete– nerse en el Cuzco donde se hallaba su mujer. Doña Beatriz le siguió en 1592 y se afincó en Concepción, lugar donde acaeció el nacimiento de su única hija, doña Ana María Coya de Loyola. Muy pocos años después, el 23 de diciembre de 1598, el capitán don Martín García de Loyola dejaría la vida en esas tierras de Chile, a raíz de un sorpresivo ataque de los araucanos en Curalava ( 12 ). Del cráneo del sobrino nieto de San Ignacio de Loyola se servían los indios en sus fiestas idólatras "para escarnio de la Nación espa– ñola", hasta que fuera restacado por el Marqués de Baides en las paces de 1641. En 1599, por orden del Marqués de Salinas ( 13 ), regresó de Concep– ción esa mujer de contornos de vida tan sugestivos. Residió, ya al cabo de su existencia, en la ciudad de Los Reyes, en unión de su hermana, la citada doña Melchora Sotomayor Coya, de su hija y heredera doña Ana María de Loyola Coya y de una sobrina de su marido. Otorgó su testamento en esa ciudad, el 3 de marzo de 1600 y feneció sus días el 21 del mismo mes, sien– do enterrada, según sus últimas disposiciones, en la capilla mayor del Monas– terio de Santo Domingo. Su hija, la Coya Ana María García Sayri Túpac Oñez de Loyola, fué enviada a España y nombrada, por cédula real del 19 de marzo de 1614, Marquesa de Santiago de Oropesa en el valle de Yucay ( 14 ). Tomó esta– do, el 23 de junio de 1611, con el linajudo caballero santiaguista don Juan Enríquez de Borja, de la más alta nobleza española, procedente de las casas de los Duques de Gandía y de Alcañices, hijo de don Alvaro de Borja y de su sobrina doña Elvira Enríquez de Almansa, Marquesa de Alcañices, y nieto por vía paterna de San Francisco de Borja, Duque de Gandía, y de doña Leo– nor de Castro. Se acrecentaba así, nuevamente, el linaje de Manco Inca al entroncar con la señera estirpe de San Francisco de Borja ( 15 ). ( 12) Cf. Archivo de Indias. Audiencia de Lima, 33. Se contienen allí interesan– tes relaciones sobre la muerte de Loyola. Un sobrino del gobernador, don Martín Gar– cía de Ayanguri (sic), murió c0n él. (13) Carta del Virrey Velasco del 15 de junio de 1599. Cf. Archivo de Indias Aud. de Lima. 33. (14) El P. Vargas Ugarte S. J. equivoca la fecha de la concesión de este título a Doña Ana. La cédula real es del año 1614 y no de 1618. como sostiene el precitado historiador. Cf. Vargas Ugarte, Títu!os nobiliarios en e.1 Perú. Rev. Histórica, Lima, 1942, i:. XV, entre. III pág. 294. (15) Diego Francisco Altamirano, ob. cit. p. 155: "Aquí no es justo pasar en si– lencio que habiendo la dicha l\farquesa de Oropesa, hija del sobrino de San Ignacio de Loyola, contraído matrimonio con Don Juan de Borja, nieto de nuestro ilustre General III San Francisco de Borja, se enlazaron en la sangre los dos nobilísimos linajes de Borja y Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx