Fénix 7, 109-122

EL TESTAMENTO INEDITO DE BEATRIZ CLARA COYA DE LOYOLA 117 Garro, fueron el Padre Maestro Fray Juan de Lorenzana, prior del conven– to de Santo Domingo, varón de alta literatura que perteneció al claustro de la Universidad de San Marcos y fué confesor de Santa Rosa de Lima, y fray Diego de Corvalán, asimismo figura prestigiosa del mencionado con– vento. Aparte de los ordenamientos meticulosos, el testamento es un hilo conductor para penetrar en el espíritu de esta noble india de vida y desti· no singular. Se siente en el documento, a pesar del protocolo curialesco, como un lejano y casi impalpable eco de otra voluntad y de otra fé. Una vez más, otro descendiente de Manco Inca parece recoger el remoto legado del fun– dador de la estirpe. Doña Beatriz se llama a sí misma simplemente "la coya Doña Bea– triz" y escuetamente dice que fué casada y velada, según orden de la Santa Madre Iglesia, con don Martín García de Loyola, pero no tiene para el ca– pitán español que había hallado tan cruel y lastimoso fin, la ofrenda de una frase cariñosa de viuda dolida por la irreparable pérdida. Ordena misas por Jas ánimas de "algunos yndios y otras personas en este Reyno de que no puedo tener ni tengo memoria'', y no guarda, en cambio, igual memoria pia– dosa para don Martín García Oñez de Loyola, muerto dentro de un credo y sin contrición. Es su estirpe imperial, y no su orgullo de mujer de un caba– llero de la más rancia nobleza española, la que inspira algunas de las dispo– siciones de este testamento, que bien podría haber sido suscrito por su ma– dre, Doña María, la nostálgica desterrada de Vilcabamba. Pide que al tiempo de su fin su cuerpo sea enterrado en el Monas– terio de Santo Domingo de la ciudad de los Reyes y ordena que el día de su enterramiento "se bistan beynte y quatro yndios e yndias pobres de manta y camiseta los barones y las mujeres lliquilla y acxo qes. su bestido los quales lleben hachas encendidas el dho. dia delante de mi cuerpo". Fi– nalmente, especifica que tiene entre sus bienes "un obraje y guertas y mo– lino y las <lemas tierras en el halle de urubamba q. se llama quispe guanca distrito del cuzco qu. estos bienes los poseo y herede de mi padre y abuelos de parte de padre por la qual Razon quiero y es mi boluntad qesto. no se benda jamas sino que siempre este en pie por posesion pa. mi hija en me– moria de mi linaje y antiguedad del". Intacto seguía en esas horas postrimeras su orgullo, condigno orgu– llo, por el ancestro paterno. En la que fuera mujer del muy noble caballero de Calatrava persistía en alentar la altiva casta de Manco Inca. Diciembre de 1948. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950

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