Fénix 7, 26-108

2 8 FENIX No basta, pues, al bibliotecario aplicar el código de catalogación a su labor y a su ineludible función bibliográficas. Nada más práctico, en este caso, que el conocimiento teórico de los diversos elementos que se describen en el asiento catalográfico, a tal punto que no será poco exigir al catalogador que sea un tratadista descriptivo del libro, más que un mero representador del texto un informador del contexto, en una palabra, un bibliógrafo en el prime- ro y último sentido clásico del término. 2 . PRINCIPALES TIPOS DE B1BLIOGRAFIA.- En general, la bibliografía - en cuanto reseña o descripción de textos y contextos - corres- ponde a una de estas finalidades: una finalidad biográfica, en cuyo caso la per- sona es la materia prima y la forma substancial del cuerpo de asientos escogi- dos por el compilador; a una finalidad femáfica, en cuyo caso la materia, el tema, la especialidad o el tópico, presiden el proceso selectivo; a una finalidad histórica, en cuyo caso el tiempo histórico impone la compilación; o, por Últi- mo, a una finalidad geográfica, en cuyo caso el acopio de textos debe ser hecho en función del espacio geográfico respectivo. A la primera se la denomina bi- bliografía onomástica o biobibliografía, debido a que la informa el nombre y la vida de una persona, individual o colectiva, privada o pública; y en ella co- rresponde el fondo del asiento a la personalidad -científica, filosófica, litera- ria, histórica, artística, política, etc. - de quien ha producido o acerca de quien se han producido los textos cuya representación ordenada han de constituirla. Presenta, en general, dos partes principales que, aunque distintas, se comple- mentan y, al coexistir, le dan categoría integral: a ) la que representa unidades bibliográficas producidas par la per- sona misma, a la cual llamamos autobibliografía, en la inteligencia de que no ha de ser necesariamente compilada por ella; b) la que representa textos producidos por otros autores, pero re- feridos a la vida o a la obra de la persona, que lógicamente habrá de llamarse heferobibliografía. De la comparación entre una y otra parte de la biobibliogra- fía es posible deducir los siguientes corolarios: lo, que la autobibliografía es generalmente coetánea, rara vez póstu- ma, y la heterobibliografía es generalmente póstuma, rara vez coetánea; 2" que aquélla acusa un disvalor personal cuando supera en canti- dad a ésta, al extremo de que una heterobibliografía nula frente a una auto- bibliografía numerosa basta para reducir a anular la categoría cultural de un autor o personaje, mientras que - como lo demuestra la historia biográfica de todos los tiempos (casos de Cristo, Sócrates, Julio César, Platón, Aristó- teles, Dante, Cervantes, etc., etc.) - una heterobibliografía cuantiosa frente a una autobibliografía mínima o nula basta para expresar su grandeza his- tórica o cultural. 2: 1. En la bibliografía femáfica, el primado del tema o del pro- blema escogidos por el cornpilador determina su fondo representativo, de modo que la personalidad de los autores sólo tiene valor en cuanto al tema Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950

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