Fénix 7, 3-25

MEMORIA DEL DIRECTOR DE LA BIBLIOTECA NACIONAL 21 OTRAS ACTIVIDADES DEL DEPARTAMENTO Todas las semanas se da la hora del cuento, que es muy concurrida por los lectores, principalmente por los más pequeñitos. También una vez por semana, se ofrece a los niños una función de cine educativo, cuyos boletos se distribuyen entre aquellos que más asiduamente han frecuentado la sala de lectura. Los lectores del departamento redactan un periódico mural, bi– mestral, en el que ponen mucho interés y entusiasmo; y en Setiembre de ca– da año organizan una función teatral en el auditorio del propio departamen– to, conmemorando el aniversario de su creación. En Agosto de 1949, los lec– tores del departamento formaron, previa autorización del Director de la Bi– blioteca, un Club de fútbol al que denominaron Club Defensor Biblioteca Nacional. La Biblioteca les regaló una pelota de fútbol y un juego de camise– tas para los miembros del equipo, el cual ya ha reunido 10 copas, ganadas en diversos encuentros. En Julio del presente año se organizó en el Departamento una ex– posición en que se exhibieron los libros últimamente adquiridos, y que des– pertó gran interés en los niños. MOBILIARIO Y EQUIPO El mobiliario del Departamento, especialmente confeccionado a la es– cala de los lectores, presta excelentes servicios. En Junio de 1950 se instalaron las butacas del auditorio infantil. SERVICIOS ADMINISTRATIVOS Los serv1c10s administrativos - Secretaría, Tesorería-Contaduría, Ad– ministración - han funcionado en forma normal y satisfactoria. El Gobierno tuvo a bien adjudicar a la Biblioteca las cuatro estatuas de mármol que había adquirido en 1947, y que formaban parte de las que decoraban la conocida fachada del Molino de Santa Clara. Durante el bienio a que se refiere esta Memoria, se han adquirido pa– ra el servicio de la Institución: 18 máquinas de escribir; una máquina aspi– radora de polvo; una máquina lustradora de pisos; una caja de fierro para caudales; 12 estufas eléctricas para las oficinas y las salas de lectura, pues el Edificio resultaba sumamente frío, en los meses de invierno, para funcio– narios y lectores; y dos botiquines. Poco tiempo después de hacerme cargo de la Dirección de la Biblio– teca, llegaron las estanterías de acero para los depósitos, que habían sido pe– didas por el anterior Director, doctor Basadre. Se procedió a instalarlas, y a colocar en ellas los libros. Estas estanterías han resultado, desde todo punto Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950

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