Fénix 7, 3-25

MEMORIA DEL DIRECTOR DE LA BIBLIOTECA NACIONAL 25 rio Bibliográfico Peruano correspondiente al año 1947, y el número 11 del Boletín, quedando en preparación el número 6 de Fénix, que acaba de apa– recer, así como el número 12 del Boletín, que verá ia luz en breve y el Anua– rio de 1948. Como se comprende, el Anuario tiene que aparecer con cierto retardo con respecto al año cuyo movimiento bibliográfico registra e inventa– ría. El nuestro aparece con un retardo pequeño, si se le compara con las pu– blicaciones análogas de otros países. CONCLUSION No puedo terminar esta Memoria sin expresar mi profundo agradeci– miento a usted, señor Ministro, así como a su antecesor en la cartera, el doc– tor Honorio Delgado, por el constante interés que en todo momento se han servido demostrar por la Biblioteca, y por las facilidades de todo orden que me han proporcionado para el desempeño de mi cargo. Debo expresar, igualmente, mi agradecimiento por la inteligencia y la diligente prontitud con que la Dirección de Educación Artística y Extensión Cultural, así como todas las demás reparticiones del Ministerio, han atendido a las gestiones y requerimientos de la Biblioteca. Cumplo con una obligación de justicia al dejar constancia de la efi– ciencia, la capacidad, la abnegación, el sentido de cooperación y el espíritu institucional del cuerpo de funcionarios de la Biblioteca Nacional, para el cual en conjunto sólo puedo tener frases de elogio y sentimientos de cordial agra– decimiento. Finalmente, me es muy grato manifestar que, en su inmensa mayoría, las decenas de miles de personas que frecuentan la Biblioteca demuestran comprender que ésta es una de las instituciones capitales del país; y vienen a ella animadas del mejor espíritu. Es bajo tan favorables auspicios como sigue trabajando, para el país y la cultura, la Biblioteca Nacional. En ella tropezamos ciertamente con que los recursos de todo orden - así económicos como humanos - de que se dis– pone, son inferiores a las necesidades de la institución; con que la catalogación de los libros y la clasificación de los manuscritos no pueden marchar tan rá– pidamente como sería de desear; pero eso ocurre en todas las Bibliotecas del mundo, incluso las más grandes y famosas: sólo que las necesidades y los pro– blemas guardan siempre proporción con la magnitud de las instituciones que los confrontan. Dejando así reseñado el funcionamiento, durante dos años, de la Insti– tución de mi cargo, me es honroso reiterar una vez más al señor Minitsro las seguridades de mi consideración. Dios guarde a usted S.M. Cristóbal de Losada y Puga Director de la Biblioteca Nacional Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.7, 1950

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