Fénix 8, 357-394
3 70 FENIX que su igualdad de formato. Así se había constituído la colección llamada Papc- les Varios, cuyos volúmenes se individualizaban únicamente por su número de orden. Esta solución de formar Colecciones Eacticias que l-ia sido adoptada, por lo menos por largas temporadas, en muchas de las grandes bibliotecas mundiales, solía ser muy criticada entre nosotros. La disimilitud de los folle- tos en cuanto a su índole y contenido, era el aspecto más censurado de tal solución; pero ese es un inconveniente que, además de ser, en el fondo, de orden secundario, puede ser fácilmente obviado en una gran biblioteca; por- que si los folletos son muchos, no será difícil poder formar grupos en que a la igualdad de formato se aúne, si no la identidad, por lo menos la similitud del contenido. Esta política de reunir los folletos en volúmenes con el doble criterio de la igualdad de formato y la analogía de contenido, es una solucihn que ninguna biblioteca, nacional, pública, institucional o particular, ha dejado de practicar también, por lo menos algunas veces. El sistema de reunir los folletos formando volúmenes encuadernados tiene, sin embargo, dos inconvenientes de orden práctico; ya que el inconve- niente de orden teórico, o principista, puede obviarse, según acabamos de ver, procurando que los folletos que integran cada volumen sean de contenido o materia similar. El primero de estos inconvenientes de orden práctico consiste en que, al dar el volumen facticio al lector que se interesa por uno de los folletos que lo componen, los demás folletos quedan por decirlo así inmovilizados, y no pueden ser comunicados a ningún otro lector. Esto, en una Biblioteca tan con- currida como la nuestra y en que la velocidad de circulación de los libros es tan grande, constituye un defecto muy considerable del sistema. El otro inconveniente de orden práctico que presenta el sistema de reunir los folletos en volúmenes facticios - inconveniente que se hace sen- tir en las bibliotecas muy grandes y concurridas, y que por lo tanto nosotros debemos tener muy en cuenta - es que un lector inescrupuloso puede mu- tilar fácilmente un volumen, extrayendo de él el folleto que le interesa, sobre todo si éste es delgado, y pasar la mutilación inadvertida a los funcionarios de la biblioteca en el momento en que el lector devuelve el libro. (No tengo reparo alguno en aludir a esta clase de lectores indeseables, que por desgra- cia visitan todas las bibliotecas del mundo y de los cuales, a pesar de la más escrupulosa vigilancia, no podría librarse la nuestra). Dada la importancia de la folletería en la Biblioteca Nacional y la necesidad de conservarla, este pe- ligro de mutilación aconseja prescindir en lo posible de las colecciones fac- ticias. La solución que consistiría en encuadernar cada folleto independiente- mente, cual si se tratara de un libro, es demasiado costosa: ninguna biblioteca del mundo podría adoptarla; pues aunque muchas de ellas cuentan con re- cursos cuantiosos, sus necesidades lo son igualmente. Al organizarse nuestra Biblioteca después del incendio que la destru- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.8, 1952
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