Fénix 8, 395-418
INTRODUCCION A LA BIBLIOGRAFPA PERUANA 403 los exploradores, hombres de presa y catequistas. AIgunas referencias sobre América aparecen ya en la Bibliotheca Hispana Vetus, pero la sorpresa oca- qionada por las nuevas tierras, el ameno cuadro de su naturaleza, la visión de la existencia feliz atribuída a sus hombres, el inspirado aliento de sus cro- nistas y sus místicos, destacan en la maciza BibIiotheca Hispana Nova, que contiene noticias de los escritores espaiíoles que florecieron desde el año 1500. Publicada por su autor en Roma, el año 1672, tras veinte años de incesante labor, hubo de extender el registro de sus datos única~~,lrnte hasta 1670; y, tanto a base de apuntaciones del propio Nicolás Antonio como del canónigo Ambrosio José de la Cuesta y Saavedra, fué después aumentada por un biblió- grafo anónimo hasta incluir las noticias pertinentes al año 1684, y nuevamente editada ( 2 vols. Madrid, 1783-1788). Pero, si se atiende a la pasión que cl erudito sevillano puso en sus investigaciones, quizá deba admitirse que sus dos continuadores se limitaron a depurar y poner en orden los borradores que dejó, pues aquel año 1684 fué también el de su muerte; y así se explicaria la interrumpida participación del primero, tanto como la presunta modestia del segundo. La Bibliotheca Hispana Nova se halla sencillan~entedispuesta según el orden alfabé.tico de los nombres iniciales de los autores. Y, para facilitar al lector el hallazgo de las informaciones que su interés pudiera hacerle ape- tccer, incluye al final varios índices, de autores -en atención a sus pationí- micos, sus lugares de origen, las órdenes eclesiásticas a Ias cuales pertenecie- ron, y Ios cargos que en éstas ocuparon- y de materias. En cada caso, sude otorgar preferencia a los datos biográficos; a continuación enumera las obras de las cuales tiene noticia, alterando a veces los títulos para evitar discordan- cias o repeticiones en la forma literaria, e indicando en las impresas única- mente lugar, fecha de impresión y formato; y, cuando se limita 3 irascribir datos hallados en algún texto autorizado, menciona éste al final. Así enlaza íos campos de la historia literaria y la bibliografía, y contribuye a l esclareci- miento de !os problemas que afronta la crítica histórica. Revélase partictilar- mente fecundo en cuanto afecta a las tierras de América, pues incrernenta en forma notoria las apuntaciones reunidas por Antonio de León Pinclo y agrega circunstanciadas noticias en torno a libros y autores que éste no alcanzó a ccno- cer. En sus páginas aparecen cronistas mayores y menores, geógrafos .\latu- ralistas y viajeros, jurisconsultos y glosadores, misticos y catequistas, poetas y rimadores nacidos en el Nuevo Mundo o ganados por la fama que :;u oro y sus tradiciones extendieron en Espaiía; y en uii apéndice mencionp 3 extian- jeros de clara recordación -como Pedro Mártir de Anglería, Lucio Marineo Sículo, Jodoco Ricke, Anello Oliva, Antonio Pigaifeta, Jerónimo Benzoni, Juan cle Laet y Levinio Apolonio-, que supieron apreciar y difundir algunos va- lores culturales de las llamadas Indias Occidentales. Pero debe xhitirsc! que la Bibliotheca Hispana Arova es más estimada que conocida; y, no nustan- t e ofrecer un importante caudal de informaciones, muy pocos eruditos las .^pro- vechan. Por ejemplo, sus asertos hacen conocer el estilo epistolar de alguna desconocida relación acerca de la conquista, la existencia de dos series de no- tas en las cuales puntualizó Tomás Tamayo de Vargas la crítica oficia! s los Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.8, 1952
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