Fénix 8, 395-418
índice onomástica en el cual se inclríye los mil autores a quienes pertenecen esas obras, No sólo "por lo nuevo y peregrino'' de las materias tratadas, sino por las virtudes que revelaba, otorgóse excepcional estimación al Epitome de la R~bliotccaOriental y Occidental, Náutica y Geográfica. Pronto hiciéronse es- casos y muy apreciados los ejemplares existentes en España. Sus noticias fiieron extractadas o íntegramente trascritas cn obras de suma importancia para los eruditas, ccmo Scriptores orclinis Praedicatorurn (2 vols. París, 1719- 1721), iniciada por fray Jacobo Quetif y concluída por fray Jacobo Echard; Bibliotiieca Universa Franciscana (Madrid, 1732), por fray Juan de San An- tonio; Biblioteca Valentina (Valencia, 1747), por el P. José Rodr íg~ez ;y Bi- bllotheca Hispana ( 2 vols. Roma, 1572), por e! eminente Nicolás Antonio. O, incitados por el anuncio de la "obra mayor" que en sus páginas resaltaba abreviada, concibieron algunos escritores !a convenie~ciade restaurarla, y aún de subsanar los efectos que el tránsito del tiempo ocasior-iara en el propio Epífome. Ta l fué la intenciin de Luis Cocco, secretario del Nuncio Anostó- lico en Espaga, segíin afirma Nicolás Antonio; y tal i i ~ é la ernpresa acometida por Andrés González dc Barcia, una vez que hubo perdido la esperanza de tiallar los centenares de pliegos donde el polígrafo lisboeta vertiera su vasto y directo saber. Declara el diligente americanista que, para dar cima a su propósito, "se trajeron de toda Europa. no sólo los catálogos y Bibliothecas que se sor,- siguieron, sino muchos libros, que era necesario verlos, para comprenderlos". Y, aunque ceñido a los sencillos lineamicntos del Epítome, completó, en ver- dad, un libro sustancialmente distinto y 'tan añadido e ilustrado que se [le] desconociera^', si no hubiera aparecido bajo el nombre del licenciado Antonio de León Pinelo. En SU segunda estampa (Madrid, 1737-L738), aquella es- timada bibliografía se extendió a tres cauclalosos volúmenes, con texto a dos columnas. Y, así corno Icr edición inicial beneficióse con las noticias que s u autor acopiara desde el Consejo de Indias, la nueva inlprcsión aparece consl- derablemente enriquecida con las referencias sobre documentos y autores que el recatado continuador había consultado en la Biblioteca de Palacio y en el Supremo Consejo de Castilla, así como en algunas colecciones privadas. En la parte consagrada a la Biblioteca Occidental amplifica los datos sobre obras v ediciones de los autores que el Epítome considera y, por cierto, agrega apun- taciones sobre los autores que escribieron con posterioridad a 1629; de ma- nera que fija una importante fase en el desarrollo de los conocimien.tos acerca de América. Si Antonio de León Pinelo quiso mostrar a la curiosidad del Viejo Mun- rlo los escritos destinados a informar sobre la irradiación universal de In au- dacia de España, y sobre el conocimiento de la tierra, media centuria inás tarde el sevillano Nicolás Antonio se propuso formar una relacinn completa de las creaciones debidas a sus escritores. Como hito divisorio de sus gran- des etapas concibió, por eso, el año 1500: antes se desenvuelven las imbrica- das y revueltas influencias que gestaron su formación; y a partir de entonces se expande y afianza la colosal aventura que precipitaron los descubridores y Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.8, 1952
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