Fénix 8, 419-433

424 FENIX vidia que le tienen me sorprende, porque estos son defectos inherentes a la raza de que descendemos y a la educación que recibimos. En América sucr- de al reves de lo que en otros pueblos; mientras en Europa cuando un hombre se distingue entre sus conciudadanos, todos a porfia tratan de auxiliarlo y en- salzarlo para que persevere y continue la labor comenzada. En el Perú como en Chile, en la Rep. Arg., Ecuador, etc., cuando alguno se distingue pa- rece que los demas toman a empeño detenerlo, si es posible humillarlo, no perdonándole jainas que su superioridad, cualquiera que ella sea, aparezca ante el pais o fuera de él. Yo me digo siempre a propósito de esto que los que escriben en Sud América son como las amapolas de Tarquino, que salvo una que otra ecepción, estan destinadas a ser abatidas como aquellas. Pero, en fin, mi amigo, siga U. en su noble tarea, que el premio lo en- contrará U. mismo dentro de la satisfacción de su propia conciencia y en el deber cumplido. U. siquiera tiene el estimulo de uri nonlbre que dejar: yo tengo menos que eso todavía porque lo que venga despues de mis dias no me importa un ardite: yo al trabajar como U. me ve, no encuentro mas goce ni mas recompensa que el placer que m" proporciona el mismo trabajo. Dejemonos, pues, de reflexiones amargas y continuemos hablando de nuestros canjes. Recibí un paquetito conteniendo la Colección de apíicaciones ( 1 vol.) y otros libritos sobre los niños no nacidos. Como verá U. por mi Catalogo, aquella la poseo, de modo que queda aqui a su disposición. Conviene, pues, antes de que me remita algo, que hojee mi librito. La remesa que me anuncia en su última del 26 del pasado aun no ha llegado a mis manos, pero corno los impresos se distribuyen siempre iin po- co despues que las cartas, eso no es estraño. Del Ocariz tengo el ler. volumen (aunque falto de portada) asi es que con que me pudiese enviar el 2-e contentaré. Es necesario, pues, que ha- ga un nuevo esfuerzo a fin de hacer parecer aunque sea siquiera ese Z0 vo- lúmen. Es sensible que hayamos entrado tan tarde en nuestros Cenjes, pues de otro modo U. seria ya poseedor del Calancha. Por mi parte para despren- derme de mi ejemplar de Calancha, que sea dicho de paso, es bastante bueno, habia propuesto a U. el canje por la 2" parte, de escasa importancia como mérito historico y ademas incompleta, como U. sabe. Habia creido que asi ganariamos los dos: Ud. poseyendo un libro indispensable para la historia de ese pais y yo una curiosidad bibliografica. Ya que U. no acepta cste ca- mino, voy 'a proponerle que cambie entonces, aunque bien veo que será di- ficil que la Biblioteca posea alguna de estas dos obras, el Compendio his- torial de Xufré del Aguila o ia Ovandina cle Prdro Mexia. Sin embargo es conveniente que U. me indique que podria darme en cambio. Le remito ahora tres ejemplares de las guerras de Chile que acabo de imprimir: los dos de siempre para U. y el otro para Torres Saldamando, a quien dirá U. que su articulo sobre el padre Peñas se publicó ya en ía :Re- vista del Progreso, cuyo editor ha quedado de enviarle una colección de los Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.8, 1952

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