Fénix 9, 352-412
corazon mas helado se volcaniza. El mas apático siente una fuerza vigorosa que le pone en ajitacion y movimiento. iAh! no poetizo; pero me parece que percibo, que se abren los sepulcros de nuestros mayores, que recobran sus figuras temporales, que manifiestan en sus ojos aquella alegría, que nunca fin- je con perfeccion un ministro de estado sábio en ademanes y jestos. Compa- triotas idolatrados. <EScierto que somos libres é independientes? <EScierto, que no hollan nuestro suelo extranjero opresores, falsos amigos, insultantes tiranos? <Es cierto que nuestros ejércitos y armadas, nuestros tribunales y juzgados, nuestro gobierno es de nosotros, y nada mas, que de nosotros? Sí: cierto es:-no sueño-no deliro:-la ssngre de Abeles inocentes, hizo que se levantase un denso humo qUe subió hasta o1 alto de los cielos, y alcanzó las piedades del Ser Omnipotente. Espero que él nos conduzca, y como legislador eterno emita algunos destellos de su sabiduría, para que formemos el código político, ó pacto de los ciudadanos entre sí. No es con él gobierno, como que- ría un elocuente filósofo. El poder ejecutivo debe obedecer á las lfeyes que se le dicten del mismo modo que el resto de los sócios. Entre estos sus con- venciones, son dirigidas todas á gozar mayor número de bienes, é impedir las desgracias y los males. Elegido representante por mi patria, á pesar de los vivos esfuerzos que hice para Impedirlo, necesito preparar muchas materias, que deben ocuparnos los primeros dias. Esto no permite por ahora continuar dando papeles á la prensa. He de recorrer mis libros que han estado en descanso todo el tiempo de mi ministerio. He de registrar mis apuntes y consultarme con mis amigos. Desgraciado el presuntuoso que crea saberlo todo, y que juzga no necesita au- xilio en sus trabajos. Las obras mas completas estarán llenas de errores, si antes de publicarse no se ven por otros ojos, que por aquellos que nunca son perspicaces en sus propias producciones. Cual sea mi sistema, se ha visto en el tiempo en que he tenido parte en la administracion pública. Ni salgo, ni saldré jamas un punto de la de- claracion de los derechos del homlp. Glbre, sancionada en la grande asamblea de Francia. Con arreglo á estos divinos preceptos, conseguí que los peruanos des- de el dichoso 27 de enero lograsen una libertad perfecta individual de pro- piedadses, y de imprenta. La religiosa se ha conseguido en los términos úni- cos adaptables por la presente en estos payses; y la de comercio cada día se extiende mas, quitando obstáculos y aligerando los derechos. Dos fuertes ejemplares aseguraron los caminos antes infestados de malhechores. El minis- terio ha sido un ensayo de la disputacion: mi carácter, inclinaciones, virtu- des y vicios, han estado al alcance de toda clase de personas. Un amor exesivo á la patria que puede tocar en rigor contra los extranjeros que sean sospe- chosos; una prevencion que toca algo de imprudente contra los malos jueces y funcionarios públicos; una exesiva clemencia para los desgraciados, que cua- si se acerca á la debilidad. Exaltado en mis pasiones, cada dia me convenzo mas y mas, que la naturaleza no m,e crió para ser el primero en un gobierno. E n un impetu podia hacer mayor mal en un minuto, que bien habia hecho, ó deseado hacer en toda la série de mi vida. A mi patria le está tambien que Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.9, 1953
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