Fénix 9, 424-435

FENIX nombre si usted no concreta su pregunta sobre determinado género literario? Pregúnteme usted en este sentido y entonces tendré mucho gusto en responder con la franqueza que siempre acostumbro hacerlo. Después de todo, su interrogación es tan amplia, de una amplitud tan excesiva, que en verdad impide la contestación. Y ésta es mi respuesta! CARLOS WZESSE Don Carlos Wiesse pasaba por frente a la redacción de Perricholi. -iEh, don Carlos! ¡Don Carlos! El maestro se volvió un poco sorprendido. Luego incursionó en las oficinas de nuestro semanario. Se habló de muchas cosas. De Arica y Tacna. De Garfield y Coolidge. De Briand y Venizelos. De pronto: -Oiga usted don Carlos, en concepto de usted ¿cuál es la figura literaria más grande que ha tenido el Perú? -Yo en realidad vacilo entre Garcilaso y Ricardo Palma. Garcilaso ha sido, entre nosotros, más universal que nadie. Su obra resultó fuente de inspiración para dramaturgos franceses y castellanos, y es el primero y el más brillante de nuestros historiadores. Por lo que hace ahora a Palma, tengo el concepto que sus Tradiciones son la más alta manifea- tación de la literatura nacional contemporánea. Seguimos charlando de otras cosas. De grafología y literatura. De política e his- toria. Y de repente don Carlos, todo bondad y sabiduría, se encasquetó el sombrero pajizo y se marchó. ROBERTO MAC LEAN E1 poeta MacLean cuya reciedumbre mental le lleva a menudo a los juicios más concretos y terminantes, se expresa de esta suerte: -Difícil pregunta la suya, mi amigo. Abarca cuatrocientos años de literatura. Cada etapa ha tenido su más alto exponente literario. El Inca Garcilaso de la Vega fué el más grande vab r del siglo XVI como debía serlo, muchos años más tarde, el poeta festivo del Valle y Caviedes. -Enmarcados en la perspectiva del tiempo valen ellos tanto como Peralta y Bar- nuevo dentro del gongorismo colonial, Manuel Ascensio Segura en los albores de la Re- pública, y Ricardo Palma y González Prada en nuestros días. Cada autor escribe para su época y cuando logra llegar al alma misma del pueblo, obtiene máximas corisagraciones. -2Cree usted que los lectores de La Florida del Inca saborearían con más gusto la aguda ironía del Diente del Parnaso? Para el público del culteranismo, Peralta fué, tal vez, más grande que el Palma de nuestros días. Nosotros no cambiamos las Tradiciones por Lima Fundada. Acaso con ellos hubiera ocurrido lo inverso. Nuestro juicio, por eso, acerca de los valores intelectuales tiene que encerrarse dentro del relativismo de nuestra época. Yo creo pues, ajeno al endiosiamiento póstumo de quienes le atribuyen apostolados inverosímiles, que el cetro corresponde a Manuel González Prada. Tuvo el Maestro la audacia de hablar a gritos en un ambiente monástico que se estremecía con el aleteo de un insecto. Labrada a cincel, cada frase suya es una arenaga y un fuetazo. Es el fuego que desvasta y que purifica. Es el águila y el rayo. Es el clarín y el látigo. JOSE CHZOINO José Chioíno, fuerte y noble poeta lleno de originalidad y sinceridad me dice: -Soy poco partidario de ías clasificaciones sobre el mayor o menor mérito de los artistas. Me es difícil establecer un 18, un 19, o un 20, entre los genios literarios de otras épocas, otros países, o el nuestro. Cuando se llega en arte a cierto orden de pro- ducción perfecta -dentro de su época- se tiene opción para que el resto de la humanidad opine sólo en virtud de sus gustos, escuelas, o tendencias. Pretender afirmar rotundamente el que más vale, es simplemente manifestar una predilección sentimental, o intelectual; cuando no una necedad ciclópea, como sucede con los analfabetos del Arte y la Literatura, aunque sean profesores de estética, o rimadores de lugares comunes. En atención a su prosa cincelada, y heroica -en aquel tiempo- don Manuel Gon- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.9, 1953

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