Fénix 9, 424-435
TESTIMONIOS 43 1 podría decir también del discurso de Choquehuanca a Bolívar, que, en mi concepto, es, quizá, la más alta nota de genio que ha tenido la literatura peruana. Y así, por el estilo, otros casos más. Y el joven escritor, con una sencillez amable, prolonga en forma sugestiva su amena charla al tratar de este tópico que indudablemente tiene, para él y para muchos, impor- tancia verdaderamente capital; agregando al mismo tiempo, como él observa, que si se quiere dar a su contestación un sentido lírico e íntimo, prescindiendo de cartabones pre- ceptivos y de conceptos generales, tendrá que insistir en citar a Eguren y a Vallejo. -Y de este juicio mío -me dice Basadre para terminar-, será responsable úni- camente la sensibilidad, pero de ninguna manera el pensamiento. CARLOS SOLAR1 Robándole algunos minutos a la intensa labor diaria que lo abruma en la cesa de El Comercio, logré entrevistar a Carlos Solari, quien, con la amabilidad y gentileza que lo caracterizan, se presta gustoso a la Interview. -;Quién es en su concepto el literato más grande que ha tenido el Perú? -Ricardo Palma, indudablemente, -dice sin titubear-, Carlos Solari. Y agrega: Su idealización de la colonia constituye una labor de maestro de primer orden. Es pre- ciso pensar en la cantidad de valores que se juntan en esa optimista reconstrucción, que viene seduciendo a varias generaciones. Imaginación formidable, intuición certera, sentrdo estético del pasado, identificación espiritual con siglos de tendencias radicalmente dife- rentes a las de los años en que fueron escritas las Tradiciones, percepción del polí-o lumi- noso de viejos papeles que contsnían el soplo de vida de pretéritas almas, y. por Ú l t i ~ o : creación de un estilo castizo para traducir con propiedad la fuerte acentuación de! am- biente grácil para dar animación a incidentes que muchas veces no tenían más interés que el proyectado sobre ellos por el ingenio del autor, y travieso a fin de que en sus revo- loteos se perdieran las separaciones de la historia real y la histcria socarrona. Cuánto y cuánto mérito agrupado en una sola y continuada labor. -Cree usted que está definitivamente plasmada en la opinión del Perú la labor de Palma? -El tiempo es el gran juez de las obras de arte. Cov~el tiempo el prestigio de las Tradiciones no hace sino acentuarse aquí, y lo que es mucho más importante, en el ex- tranjero. Dado el carácter local de las Tradiciones sus aleptos en el extranjero son tes- timonios irrecusables del fundamental valor de esas nitridísimas páginas. -Antes de terminar, -añade el cultísimo periodista-: Por nuestro en el mái estricto sentido de la palabra, por original, por la consolidación que el correr de los años efectúa en su obra, por la sugestión que ésta ejerce en cixantos a ella llegan Palma es, ie- pito, el literato más grande que ha tenido el Perú. R. MORALES DE LA TORRE Recibo encargo del director de Perricholi, y me traslado ipso facto a Ancón. el his- tórico JJ si:encioso balneario que, tras los médanos vagabundos, esconde su gracia pintoresca que abanican las palmeras. Voy hacia la playa aristocrática con el exclusivo objeto de en- trevistar a Raymundo Morales de la Torre, que en ella anualmente se refugia en pos de reposo y de horizonte. En la playa encuentro a Raymundo. Prejuzgaba mal al creer difícil el empeño de arrancar de su premeditado aislamiento al distinguido prosador, cuya obra literaria se mantiene al margen de la agitación del -pe- riodismo militante. -Como usted ve -me dice- aquí me ocupo en escribir libre de todo y de todos. Este es un lugar encantado en su quieto silencio. Sus mañanas son de una diáfana trans- parencia y sus atardeceres un milagro que transfigura el poniente. Aquí se puede vivir con uno mismo. -¿Está usted terminando, acaso, su anunciado libro? -No, lo tengo casi abandonado. Lo encontré falto de unidad constructiva, de interés permanente. Quiero hacer algo más, que tal vez resulte algo menos. La crítica lo sabrá. Compongo un libro que me sugirió Chocano aquella tarde que en "Entre Nous" me oyó La canción de gesta. Se llamará Gerifalfe, y espero terminarlo este verano. He bebido su inspiración histórico legendaria en antiguos cronicones y viejos romances cas- tellanos. Su fondo es humano y español. Pedo dígame usted, ¿a qué debo el honor de esta visita. -A un encargo de la revista Perricholi que quiere saber la opinión de usted sobre Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.9, 1953
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