Fénix 9, 81-196

FENIX O gran valor, o pecho diamantino, o firme coragon de amor armado, o puro amor, o esfuerco peregrino, o aliento de vigor no fatigado; y adviértase el vocabulario cuando, a propósito de Rassinalda, cuenta Dávalos que fué vencida ,en "cruda guerra, larga y trabajosa" (1, 44 c ) y que tuvo espí- ritu y ánimo tan fuertes que le importó más que sus hijas hubieran perdido la honra, y no el "verse presa" ni el ver a "su ciudad perdida". Como en la guerra se gana con violencia, fuerza y maña, es explicable que Dávalos, al con- tar la historia del Centurión con la mujer de Orgías y alabar la constancia de ésta frente al "fiero tirano", aluda a estos distintos modos de pelear: Pues con feroz, y loco afreuimiento en la guerra ganando su persona, pensó con ella conseguir su intento, por gozar de este triumpho mas corona; y con cobdicia de tan gran contento) a las carnes neuadas no perdona, pues con fuega, con maña, y con violencia busca su gusto; lleno de inclemencia (I,64) Todavía en la estancia 68 del primer canto ha de hablarse del amor forzado y se aludirá en la siguiente a "la firmeza y el valor", para estampar más adelante voces d,e clara estirpe militar a propósito de Sofonisba, que aparecerá con el bélico Marte belicosa mansa en la paz, y en la razon fundada: siguio las guerras siempre victoriosa, pero siendo en Cartago destrocada, quedo en prision por el feroz Romano, (I,72 cchdef) y de quien todavía se dirá que "quiso gozar su triumpho y victoria / el yugo deshechando" (1, 73 cch). La llegada de Cesarea a Constantinopla se realiza en momentos en que un justo emperador imperava "con potentes legiones" (1, 76 bcch), las cuales seguían "la vandera de Christo" (1, 77 de); llega Cesarea pesarosa por que su esposo no hubiera abrazado la fe cristiana, lo que hace a su alma "cruda gue- rra" (1, 78 c). Su marido, sabedor de la huída, apareja "un opulento exercito" para buscarla (1, 81 a). Versos después, cuéntase que Alfonso "oprimió con fuerca, astucia y maña" (1, 85 d ) a Teresa para que casara con 'el rey moro, y que juntó luego "gente de guardia" (1, 88 a ) para hacerles entrega de la In- fanta, hasta terminar, unas estancias adelante, con la noticia de Abdalá vencido por la infanta (1, 92 c). Es pobre en verdad el léxico guerrero de Dávalos, como que no va más allá de lo que podría ser un escueto repertorio de escolar. Esta pobreza se ex- tiende a todos los aspectos: no hay originalidad. Al iniciar el Segundo Canto, la censura se dirige contra quienes tienen a la mujer por sediciosa. Recuerda Dávalos cómo los soberbios ofenden siem- Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.9, 1953

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