Fénix 9, 81-196

mas dice quien del flaco suerte gana, alimenta su honor con honra vana A la honra vuelve a aludir inás adelante (V, 51). Las asociaciones podrían continuar. Nobleza en el linaje era condición que el señor Julián tenía por esencial en la mujer: "no soberbia, no envidiosa, no maldiciente, no vana, no revoltosa ni porfiada, no desdonada". Si recorrié- ramos con ojo atento los epígrafes de cada canto en la Defensa, observaría- mos que de todas esas acusaciones busca Dávalos defender a las mujeres. Ci- lena es buen ejemplo de la dama, pues reúne todas aquellas condiciones: de las de su linaje ha hablado Dávalos con largueza; de su sabiduría y discre- ción dan prueba las frecuentes intervenciones de Cilena en los coloquios, así como los elogiosos términos con que a ella aluden los versistas en los prelimi- nares de una y otra obra, con lo que sobran razones para confirmar que en ella se cumplían las condiciones que el Magnífico reclamaba como signo fiel de la femineidad: "una dulzura mujeril en su gesto, que la haga en el andar, en el estar y en el hablar, siempre parecer mujer" (Cort, 111, 1). En verdad, nada impide pensar que Cilena es el prototipo de aquella "medianía difícil" reclamada por el Magnífico: "&las porque das palabras que no traen sustancia, ni v a n fundadas sobre al.& sujeto de alguna calidad son vanas y casi son niRerías, es necesario que !a Dama, demas del conocimiento que ha de tener de la perwna con quien hablare, tenga noticia de muchas cosas, porque, iratarido agora de las unas y agora de las otras, haga su conversación largo, agradable y. sustancial" Cilena huye de la afectación, es "abundosa" y prudente en el habla, sabe ran pronto de caballos. si de caballos se habla, como sabe hablar, cuando la con- versación se presta, de supersticiones y de climas extranos, si es que no dic- cute con energía y documentación serena a propósito de la poesía y del amor. La misma enumer;ición de mujeres que la Defensa ofrece parece bus- car su inspirzción en Castiglione. Ahí está el caso de Alejandra, contado por Dávalos de modo casi idéntico al de Castiglione (11, 20). Y si el Magnífico Juiián no tiene tiempo en el Cortesano para contar la historia de Porcia, no es de extrañar que tampoco lo tenga Dávalos, que hace de ella muy rápida mención (V, 29). Ahí también está el caso de Apicclris (111, 8) y el de Leona (1x1, 19), para quienes el modelo del Corfesano vence al de Boccaccio. Y la larga historia de Camma, muy minuciosa en el italiano, y minuciosa tarnbibn en la Defensa (1, 3 6 ) . La kreve mención que de Palas Minerva se hace en Castiglione, resulta breve y abarca los dos nombres en Dávalos (IV, 3) . Y con ella, habría que anotar el rápido recuerdo de Safo (VI, 44). En Casti- glione están bebidas las noticias sobre las mujeres troyanas y sobre las sabinas que Dávalos recoge; en él la noticia de Amalasunta, que el ecijano amplía (VI, 5 ) , así como la de la griega emperatriz Theodora (VI, 19). Y para descartar aun a Boccaccio, que hablaba de Tamiris, el nombre de Tomiris con que la agrega Dávalos a su repertorio está mirando al mismo nombre con que el Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.9, 1953

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