Fénix 9, 81-196
164 FENIX 2 o fol. 21 r.: Y por castigo de su exorbitancia a sus hijos intenta darles muerte, 155 sin que les mueua de su tierna infancia la belleza, virtud, y buena suerte: antes aumentan con perseuerancia la colera, el rigor, y saña fuerte; mas Alexandra, como valerosa 160 los sossiega, mitiga, y íos reposa. Diziendo: hermanos yo soy buen testigo de !a razon, que a la vengansa os tira, y assi no quiero que para conmigo satisfagais, en lo que al mundo admira; antes en mi comscereis abrigo en tan justo rencor, y justa yra; el muerto cuerpo os tengo aqui guar- [dado, para verlo ante mi despedaqado. Veis lo aquí está; hazeldo mil1 podazos, 170 pague os el daño, con que os a offendido, y pues causó tan graues embaraqos de sus lebreles deue ser comido: den a los cueruos sus dañados braqos, y al fuego lo de mas quede ofrescido; 175 porque aunque proffessó sumrna justicia, la hizo su rigor summa injusticia. 23 fol. 21 vto. Y pues conosco ser vuestra vengansa iustissima, o varones excelentes conosced que es iniusta la matanqa, 180 que procurais en estos innocentes; pues todos ellos dan buena esperanqa de ser affables, mansos, y prudentes; y no es razon que paguen por el Padre los tiernos hijos, y la triste madre. 185 Que es cosa cierta, nunca ser cul- [pados en parte alguna del agrauio vuestro; y assi no deuen ser martirizados por la disculpa, que en razon os mues- rtro: antes de vos merescen ser amado;, 190 pues fauorescen el partido nuestro; que es1 su poca razon, y cortos años ay sentimiento de los muchos daños. Y fuera desto, en vuestra mano queda darles la muerte, siendo merescida; 195 de lo qual seré yo gustosa y leda, siendo primera en la primer herida; mi peticion os ruego se conceda, pues es tan justo serme cozcedida; que aunqué juzgais por vuesfra la veri- [tura, 200 deueis temer aduersidad futura. 26' fol. 22 r.: De tanta fuerca fueron su3 razone?. y tan bastantes, que este puebla ayra- Ido, dexando atras la colera v razones, y la justicia, de que estaua armado; 205 por fin y paz de todas dissensiones luego al mejor por Principe han jurado; y viendo el caso con mayor cordura, dieron al Rey honrosa sepultura. Donde se vio tan singular prudencia 210 es1 cl siglo presente, ni el passado? de que varon se escribe tal paciencia, ornada de valor tan consumado? en quien se conosció tanta clemencia, y sufrimiento, de constancia armado? 215 como en sola Alexandra resplandec?, a quien fama no d i lo que merece. Pues en su proceder sabio y constante lleno de paz, y blanda mansedumbre, la soberbia veiicio del arrogante 220 pueblo, alterado con su pesadumbre: sufrir y conceder !e fue importante, cuya historia 110s dexa clara lumbre que si en vn ser fortuna perseuera; pensar se deiie, que a mudar se espera. 29 fol. 22 vto. 225 Fueron en Troya reyes podciosos Priamo el fuerte, Hecúba Semidi~sa al tiempo infausto, que !os belicosos <riegos hizirrori presta tan f:imosa; estos gozaron tiempos deleytosos 230 con Casandra su hija valerosa, doctada de bondad, ser y belleza, con otros dones de naturaleza. Y los que en ella mas resplsndescian era vil valor copioso de clemencia, 235 y de estos dos, jamas se diuidian gran discrecion, y singular presencia: la qual, mirando como consentian (sin demostrar alguna resistencia) entrar en Troya aquel Vestiglo fuerte; 240 prophetizó la desdichada suerte. Fénix: Revista de la Biblioteca Nacional del Perú. N.9, 1953
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