La expedición libertadora

217 desmembré las unas hasta quedarme con poco más de 2000 hom– bres; tomé posiciones; me defendí de todas; salvé esos y estos do– minios; y reuniendo después alguna más gente acabé en Viluma con el ejército de Rondeau que vino siguiéndome siempre con fuerzas más que dobles de las de m1 mando, que como he dicho no eran la mitad de 1as que hoy lo gradúo En efecto, en la fecha del oficio que contesto, tenía V. S. 5190 hombres en el ejército de operaciones, bien guarnecidas las provin– cias hasta La Paz con 4528 y además el batallón de Talavera, el ex– tinguido de Potosí, que ni separadamente ni en los cuerpos en que tué distribuído se menciona, y el escuadrón de dragones de la Unión que se halla en La Paz. Estos datos son extraídos de Jos estados que acaba de dirigirme el jefe de ese estado mayor; por consiguiente po– sitivos é indudables: con más la circunstancia de no comprenderse en la suma de ellos ni los 500 hombres que lleva el coronel Quimper y á la fecha no estarán lejos de Potosí, según avisos que tengo de sus jornadas, ni los 250 que el capitán Tacorena y el coronel Manza– nedo estaban reclutando en Ja provincia de Cuzco, de orden de V. S. y no podrán tardar mucho en incorporársele, ni tampoco de los que r esulten de Ja comisión de reclutamiento conferida al capitán Fron– taura en la provincia de Santa Cruz, que harán trepar muy Juego Ja totalidad á una suma asombrosa. ¿Contra ella, qué puede oponer el enemigo? Se sabe que éste se mantiene en Tucumán, es decir, á cien– to ochenta leguas de ese cuartel general, con menos de 3000 hombres; pero teme V. S. que aumenten esa fuerza reuniendo á ella Ja que sa– que San Martín abandonando á Chile. No abandonarán Jos insurgen– tes aquel reino sin batirse con las tropas del rey y disputarlo cuanto sea posible; yo lo aseguro, y los sucesos manifestarán á su tiempo que los conozco bien, no saldrán de él sino desechos; y entonces nada le importan á V. S. Mas demos que me engaño y que se veri– fica la presunción de V. S. ¿qué gente podría racionalmente supo– nerse sacaría consigo San Martín? ¿Cuántos de ellos no le dejarían en la dilatada cordillera de más de cien leguas que media hasta Men– doza, arrojando por supuesto sus cañones y su!¡ cargas á nuestras tropas que les perseguirían ? Y luego les quedaba que atravesar un inmenso terreno desde Mendoza a Tucumán para reunírse con Bel– grano. ¿Infiere V. S. que aun cuando se realizase esta reunión con la mayor felicidad en Tucumán podrian juntar ambos 5000 hom– bres para salir á buscará V. S. y que todos ellos anduvieron las 140 leguas que medían sin desfalco hasta ese punto? Parece que esto se desviaría .del orden regular. Con todo, démoslo por positivo, pero aun asi 5000 hombres que llegasen fatigados al punto del partido del

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