La expedición libertadora

218 Chichas que eligiese V. S. para esperarlos, tendría el ejército del rey disponibles más de 7000, porque en tal caso emplearíá V. S. el cuer– po de reserva que le he prevenido establecer por ini oficio de 7 del presente, porque no tuviera entonces que atender á las costas de Arequipa. Finalmente tan limitados considera V. S. mis alcances que no haya hecho prevenciones al general del ejército de Chile, para re– forzar el del Alto Perú con las tropas sobrantes que le dejen sus pre– cisas atenciones? O la penetración de V. S. ha padecido en tal caso equivocación; pues hace tiempo que le tengo prevenido y es un ar– tículo expreso de la instrucción que le formé, el que deba remitir para Arica, cuando menos el batallón de Burgos y el escuadrón de lanceros con la mayor rapidez después de lograda la reconquista de Santiago. Me recuerda V. S. que según declaración de Cea podría obrar San Martín sobre Arequipa pasando por despoblados. Empresa es; pero entonces que fuerza puede presentar a V. S. Belgrano que no le permita destacar sin perjuicio de reservar la necesaria contra él, la que fuere preciso para batir a San Martín? Además, mientras que éste hacía tan largas y penosas jornadas, estarían con mucha anticipación reunidos a V. S. los sobrantes de Chile. Recapitulan– do el contenido substancial de esta contestación y de mi oficio del 7 de un solo punto de vista para mejor inteligencia de V. S. le repito que los enemigos de Chile no pueden retrogradar por la cordillera sino lo verifican antes de fines de marzo, que para reu– nirse con Belgrano en el Tucumán necesitan tres meses y otro cuando menos para, ejecutando ambas marchas sin un día de de– tención, desde el Tucumán llegar a Tupiza. Que el General Ossorio si se efectuase la retirada de San Martín, pondría antes de dos me– ses las tropas sobrantes en Arica y de este punto en otro más estu– viera en ese cuartel general. Finalmente, que con solas las tropas propias que tiene V. S. hoy y recibirá luego, se hallará con fuerzas sobrantes para sin auxilio de Chile acabar con los enemigos. Infie– ra V. S. cuan respetable ha debido, pues serme la indicación de que en algún caso podrá verse en la necesidad de replegarse al De– saguadero; semejantes anuncios están en contradicción con todos los antecedentes y no los abraza la máxima puesta a la cabeza de su oficio. Es verddad que como V. S. me dice, "la historia nos suminis– tra ejemplos de que los hombres más grandes no han podido en ciertas ocasiones evitar la cadena de males y desastres que tras de sí arrastra una acción de guerra perdida." Pero es verdad también

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