La expedición libertadora

219 que estos ejemplos sino la prudencia y una moral seguridad deben reglar las operaciones de los hombres, sean éstos grandes o chi– cos; porque no fuera menor temeridad el prevalerse de aquellos ejemplos para dejar de dar a los medios que se tienen toda la ex– tensión de que son susceptibles por un cálculo nacional y fundado en resguardo de unos males remotamente posibles; que el inten– tar empresas muy difíciles con desproporcionadísimos medios apo– yados en algunos raros ejemplos de feliz éxito de esta naturaleza que también presenta Ja historia. Nuestro deber es hacer con celo y buena fé Jo que juzguemos deberse de hacer en servicio de Dios, del rey y de la nación. Si los resultados no correspondiesen a la sa– nidad de las intenciones y a Ja cordura de las medidas, porque así Jo disponga la providencia; el testimonio de la conciencia debe consolarnos de cualquier pesar que nos pueda sobrevenir. Reitero a V. S. por tanto, finalmente la orden de que proceda a formar el cuerpo de observación de 2000 hombres cuanto menos, según y a los fines que he prefijado en e'I precitado mi oficio del 7, porque así Jo exige el plan general de mis disposiciones. Dios guarde á V. E. muchos años. Joaquín de la Pezuela 10 de diciembre de 1817. DASM.- V. -pág. 35-39

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