La expedición libertadora

256 PARTE DIRIGIDO POR EL GENERAL JOSE DE SAN MARTIN AL GOBIERNO DE BUENOS-AIRES SOBRE LA VICTORIA QUE EL EJCRCITO PATRIOTA OBTUVO EN LOS LLANOS DE MAYPU EL 5 DE ABRIL DE 1818 (143) Excelentísimo señor: El inesperado acaso de la noche del 19 del pasado en la Cancha– Rayada hizo vacilar la iibertad de Chile, y la suerte de Sud-Arnénca. Presentaba una escena a la verdad espantosa el ver disperso sin ser batido a un ejército compuesto de valientes, y lleno de disciplina e mstrucción. Yo desde que abrí la campaña estaba tan satisfecho que. contaba cierta la victoria. Todos mis movimientos fueron siempre dirigidos a que fuese completa y decisiva: y el enemigo desde el mo– mento que abandonó a Curicó, no halló posición en que nuestras fuerzas no le amagasen en flanco, amenazando envolverlo. Así fué que ambos ejércitos caimos a un tiempo mismo el 19 sobre Talca: siéndole de consiguiente imposible al enemigo emprender su retira– da, ni repasar el Maule. Esta situación la más desesperada vino a ser por un acaso la más dichosa. Nuestras columnas de infantería no alcanzaron a llegar sino a caídas de sol, y en esta hora me era imposible emprender un ataque al pueblo. El ejército entonces se formó provisionalmente en dos líneas, interín se reconocía la posi– ción más ventajosa que convenía darle. Examinado el terreno, me decidí por la de A. B. que manifiesta el plano número !~, y en su consecuencia dí las órdenes para que se corriese toda nuestra ala derecha a ocuparla. Más apenas este movimiento se hubo ejecutado, iba a emprenderse en la izquierda, cuando un ataque el más brusco, y el más desesperado de parte de los enemigos, puso en una total confusión todo nuestro bagage y nuestra artillería que estaba en rnoviírliento. Eran las nueve de la noche, y a esta confusión no tardó en seguirse la dispersión, de nuestra izquierda después de un vivo fuego que duró cerca de media hora, en que el enemigo sufrió una pérdida grande, y nosotros la muy sensible e irreparable de ver he– rido al valiente genera"! O'Higgins. Yo hice cuantos esfuerzos fueron imaginables, así como los demás jefes y oficiales para practicar la reunión sobre el cerro C. lo que por lo pronto se verificó bajo la protección de la reserva. Aquí volvió a empeñarse uno de los com– bates más obstinados, pero la noche entorpecía cualquiera medida,

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