La expedición libertadora

260 número contamos a la fecha más de tres mil hombres y ciento no– venta oficiales con la mayor parte de los jefes de los cuerpos. El campo de batalla está cubierto de dos mil cadáveres. Su artillería ·toda, sus parques, sus hospitales con facultativos, su caja militar con todos sus dependientes: en una palabra, todo, cuanto componía el ejército Real es nuestro, prisionero, o está en nuestro poder. Nues– tra pérdida la regulo en mil hombres entre muertos y heridos. Lue– go que el Estado mayor pueda completar la relación positiva de ellos, tendré el honor de dirigirla a V. E., así como Ja de los oficia– les que más se hayan distinguido. Estoy lleno de reconocimiento a los infatigables servicios del señor general Valcarce. El ha llevado el peso del ejército desde el principo de la campaña, así como el ayu– dante general del Estado mayor Aguirre, y demás individuos que lo componen, y cirujano mayor D. Diego Paroysiens. También estoy satisfecho de la comportación del ingeniero Dalbe, como igual– mente de mis ayudantes O' Brain, Guzmán y Escalada y 1a del Secretario de la guerra Zenteno, y el particular mío Marzán. Me queda solo el sentimiento de no hallar como recomen– dar suficientemente a todos los bravos a cuyo esfuerzo y valor ha debido la patria una jornada tan brillante. Ruego a V. E. que a continuación de este parte haga insertar la relación de los jefes que han tenido la gloria de seguir esa campaña tan pesada como brillan– te. Sé que ofendo la moderación del valiente Exmo. señor Supremo Director de este Estado D. Bernardo O'Híggins; pero debo manifes– tar a V. E. que hallándose gravemente herido, montó a caballo y lle– gó al campo de batalla a su conclusión, teniendo el sentimiento que de estas resultas se ha agravado de su herida. Dios guarde a V.E. muchos años. Cuartel general en Santiago Abril 9 de 1818.- Excmo. señor.- José de San Martín. Excmo. señor Supremo Director de las Provincias Unidas. Nota. -La acción principió a las doce del día, y concluyó a las oraciones. La fuerza del ejército enemigo se componía de cinco mil tres– cientos hombres: la del nuestro de cuatro mil novecientos. DHDP.- III. -305-10

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