La expedición libertadora

262 nes de la Frontera; en cuyo auxilio envié las cuatro compañías de cazadores, y dos piezas de a 4 de batalla, que quedaron en lo más elevado de las lomas; y al franco derecho a retaguardia de la altura que tomó el Jefe del Estado mayor Don Joaquín Primo, a cuyas órdenes iba esta división por haberlo solicitado, las que hicieron re– plegar al enemigo sobre el grueso de su Ejército. En seguida hice marchar la primera y segunda división con la restante artillería a las referidas iomas, y la columna de Granaderos a donde estaba Primo. Aquellas siguieron caminando hasta ponerse al paralelo de la indi– cada altura, en donde formadas en masa con claros de batallones, se colocaron dos piezas de a 4 de montaña al franco derecho de la primera: do~ al izquierdo de la segunda: otras dos donde se halla– ban los Cazadores y Granaderos: dos de a 4 de batalla con los Dra– gones situados al frente en el intérvalo de aquella a la segunda di– visión; y las cuatro restantes, dos del mismo calibre y dos de a 8 en la elevación de la loma que dominaba todas las inmediaciones. Los lanceros del rey y dragones de Arequipa se situaron a distancia de dos cuadras, cubriendo el franco derecho de la primera columna. Los de Chillán al frente de las dos, repartidos en tiradores. En esta disposición permaneció el Ejército más de una hora, esperando co– nocer cuales eran las ideas del enemigo, quien desde luego puso en movimiento sus columnas de infantería y caballería en varias direc– ciones, amenazando los francos y nuestra posición por diferentes puntos, haciendo avanzar su artillería que no cesó de hacer fuego a nuestras columnas, de tal modo que hallándome al franco izquierdo de la segunda, una bala de cañón de a 8 me inutilizó el caballo que montaba: viendo aquel que con sus maniobras nada adelantaba, se resolvió a atacarme de frente. Dejé saliese de su posición, y en el momento dí las órdenes al Coronel de Burgos D. José María Beza, quien a pesar del mal estado de salud en que se hallaba, no pude di– suadirlo dejase de seguir al Ejército, para que colocando los escua– drones de Lanceros del Rey, y Dragones de Arequipa al franco dere– cho de la primera columna compuesta del Infante, Concepción, y Compañía de Zapadores al mando del referido Sr. Ordóñez; al fran– co izquierdo de la segunda compuesta de Burgos y Arequipa, man– dada interinamente por el Comandante de aquel Don Lorenzo Mor– Ia, Jos Dragones de la Frontera, y que a reraguardia, como cuerpo de reserva, se coleasen las compañías de Granaderos y Cazadores, con Ja caballería de mi guardia. Aquellas se repartieron inmediatamen– te y sin embargo de que fueron repetidas al Coronel Comandante de Dragones Don Antonio Morgado, para que con su cuerpo y las dos piezas avanzase sobre su frente, apoyando la izquierda de las dos

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