La expedición libertadora

316 Balcarce se ha portado brillantemente en la campaña de Chile: es acreedor á toda nuestra amistad y gratitud. Creo que ya dije á usted que los prisioneros de las Bruscas inten– taban también dar el golpe: el plan era general; pero ha sido general– mente desbaratado. ¿Quiere usted creer que el malvado Olavarrieta, después de haber sido sacado de la capilla hace dos meses por una conspiración contra mi vida, ha vuelto á tramar nueva conspiración desde la prisión de Ia Cuna en que se hallaba; é intentaba esta vez no sólo mi muerte sino la de todos los jefes generales? Está convencido de su crimen y como él sus cómplices, que todos eran facinerosos y criminales: están en juicio y serán sentenciados por una comisión militar nombrada á mi instancia por el congreso para todos los delitos de traición ó tur– bulencia: sus decisiones son sin apelación ni recurso: veremos si así se apresura ésta y la causa de los franceses, que se iba eternizando en la secuela de las leyes. Adiós, mi amado compañero: tenga usted salud y mande á su constante amigo Juan Marttn de Pueyrredón. -0-- Buenos Aires, 9 de de abril de 1819. (176) Señor don José de San Martín. Mi amigo querido: La confidencial de usted del 25 de marzo en Mendoza, con la de Guido que devuelvo, y. las comunicaciones oficiales de usted y del director supremo de Chile sobre la retirada de nuestro ejército, cayeron en manos de los de Santa Fe: se impusieron de ellas y por su importancia se las pasaron á Viamonte: van contestadas en esta ocasión de un modo que concilia nuestra necesidad y la de Chi– le. La ocasión de remitir las comunicaciones promovió la de un

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