La expedición libertadora

319 tamente los ahogos en que nos tiene la escasez de numerario. Cinco mil hombres con armamento para igual número, son irresistibles no siendo en Lima: ésta fué mi opinión cuando nos juntamos en mi chacra. El ejército de Serna con sólo la noticia de estar cortado, será necesariamente disuelto; porque puesto en la necesidad de atender á su retaguardia en gran distancia, perderá la mayor parte de sus fuerzas, que son formadas en nuestras provincias. No siendo necesarios los cazadores á caballo para la empresa, es muy conveniente que queden en Mendoza levantando el 3~ que usted me dice. Con ellos engrosaremos la fuerza del Perú que debe ponerse en actitud de picar la retaguardia a la Serna cuando empiece á volver caras. Balcarce me escribe su alivio; pero me dice que quedará inú– til para seguir la campaña. Salió ya el oficial mayor don Julián Alvarez, instruído y facul– tado para tratar con los de oriente y Santa Fe: espero buenos re– sultados si están de buena fe. Entretanto sigue Belgrano situado en la Cruz Alta. Se está ya imprimiendo la constitución para publicarse el 25 de mayo en que estamos; y yo esperando con ansia el día de ver– me libre para empezar á curarme de este infernal reumatismo que ya me tiene en tormentos con la presencia de los fríos y humedades de la estación. Ultimas noticias de Cádiz nos dicen que el navío que se cre– yó destinado para Lima, había salido para Vera Cruz; Ja expe– dición estaba siempre en los ánimos, pero muy distante en los recur– sos para su ejecución: se ignoraba aún el resultado de la expedición de la María Isabel. No hay más novedad, amigo mío, y es constante de usted su Juan Martín de Pueyrredón. (179) Mendoza, 11 de mayo de 1819. Mi amado amigo: Contesto á la de usted de 24 del pasado. Usted conoce mi. carácter, que mi objeto desde la revolución

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