La expedición libertadora

320 no ha sido otro que el bien y felicidad de nuestra patria y al mismo tiempo el decoro de su administración: bajo este prin– cipio le tengo de hablar con la franqueza de un hombre de bien y amigo de usted. La representación de los jefes que le incluyo es sumamente fundada: no cuente usted con esta división si tiene que marchar al Perú. Con justicia deben resentirse á lo que se les ha prometi– do con la sanción de usted: para Buenos Aires ó Chile estoy se– guro que marcharán gustosos, y mucho más sabiendo que es para una expedición al Perú; bajo estos principios soy de opinión el que esta división al mando de Rudecindo se aumente hasta el número de 2000 hombres en esta provincia y que abierta la cordillera pase a expedicionar en puertos intermedios y demás puntos del Mar Pa– cífico con la fuerza que hemos dejado en Chile, la que deberá au· mentarse según las instrucciones que lleva Las Heras, y poner una fuerza del ejército de los Andes de 5000 hombres útiles para obrar, bien sea en el Perú corno llevo dicho, manteniendo la tranquilidad de Chile que se halla amenazada de convulsiones, ó bien dispondrá usted de ella para otros objetos que sean más precisos. Parta usted del principio que este ejército necesita usted man· tenerlo siempre reunido, pues su moral es la que debe dar la impul– sión y base á todas las operaciones que usted quiera emprender: sus jefes no harán más que lo que les mande el gobierno á quien pertenecen, y con algunas monturas que usted remita como se lo pongo de oficio, y algunas piezas de paño para vestir la recluta que se va á levantar, encontrará usted una fuerza disciplinada y ca– paz de sostener la causa decididamente. Veo lo que usted me dice haberse concluído la constitución y que iba usted á descansar de sus penalidades y trabajos; el que á usted lo substit!Jya creo me dejará reposar, por lo menos, este invierno, pues así podremos tener más coraje para continuar las fatigas que se proporcionen en adelante. Usted verá por mis oficios el aumento que he tenido que hacer de 1500 pesos de gratificación a Las Heras: es imposible que un jefe de división se pueda mantener con decoro con las dos terce– ras partes que goza todo el ejército. Sobre este particular usted resolverá lo que tenga por conveniente. Adiós, mi amigo querido, lo es de usted como siempre su José de San Martín.

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