La expedición libertadora

391 de Sánchez e indios. Me dicen que las partidas de Prieto saquearon antes de ayer la villa de Curicó. El regimiento de la escolta se halla casi todo empleado a excep– ción de un escuadrón que hace en esta guarnición el servicio más ac– tivo, por cuya razón he mandado armar en clase de caballería 100 soldados del número 4 que con dos escuadrones de caballería de San Fernando saldrán dentro de dos días a la persecución del ex– presado José Prieto. El principal sedicioso Francisco Paula de Prieto se halla con dos barras de grillos siguiéndosele su causa; él fué apresado a las orillas del río Cachapoal con tres más anarquistas, por una de las partidas destinadas a esperarlo en un paso preciso; persiguiéndolo de antemano para aquel efecto en esta capital, donde tenía datos po· sitivos se hallaba con el objeto de reducir cuantos soldados del ejér– cito de los Andes se le presentasen por considerarlos disgustados, etc.; este sedicioso abrigó la idea de asesinarme esperando por este acon· tecimiento afianzar la anarquía y poner en confusión la capital; él ha proclamado a los desertores para que se les reunan, todo consta de su firma. Anoche se han hecho buenas presas compañeros del mal– vado, entre ellos Bartola Aráoz acusado de haber remitido a los anar– quistas 40 soldados. Pero, amigo mío, a pesar de tanta criminalidad, se atropellan los empeños por los malvados. Y además del peso gran– de que gravita sobre mí me agitan de tal modo que ya no hay pa– ciencia y es preciso hacer una alcaldada. Es conmigo su apreciable del 6 del corriente y acabo de contra· tar mil sables por no haberlos en la maestranza, con los que puede usted contar. Me parece muy bien el plan de formar caballería con la base de los Cazadores de los Andes que me anuncia su apreciable 9 del presente que en este momento llega a mi poder; voy a hacer diligencias de las carabinas, y si no las hay irán fusiles, que es muy fácil cortar lo que se podrá hacer aquí. Estoy con usted en la imposibilidad de que pueda pasar el ejér· cito de los Andes, por lo avanzado de la estación, y por el riesgo de la deserción que es tanto mayor porque estos inmediatamente toman 1as armas contra Gobierno y engrosan a los anarquistas. Don Anselmo Cruz a menudo me insta por su hermano que está en la Punta de San Luis y a quién hace tiempo le fué su licencia; us– ted con presencia del estado actual de las cosas puede determinar lo que le parezca; también me apuran por un Almas, limeño, pero go-

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