La expedición libertadora

393 ta. Este hecho ha sido tanto más escandaloso, por haber sido ejecu– tado después de haber escrito a Talca, a Cienfuegos, Presidente del Senado, solicitando el perdón del Gobierno, y que en contestación a dicho Cienfuegos se le concedía al cabecilla José Prieto y sus pro– sélitos, con tal que se presentasen al Gobierno de Talca. A mí jamás me ha engañado, porque siempre opiné como ha sucedido. Estos mal– vados tienen la provincia de Concepción en estado de perderla. To– dos los auxilios de armas, pertrechos, víveres, vestuarios, caballos y dinero se hallan estancados en Talca, y no podrán moverse hasta que no lleguen los refuerzos que van de aquí para guarnecer a Talca y hacer frente al convoy. Dentro de cuatro días sale el bergantín Ana conduciendo víve– res para dos meses a Ja escuadra; también conducirá algunos cohe– tes incendiarios. Devuelvo a usted la carta de Guzmán, que me incluyó en su apreciable de 31 del pasado. Soy de opinión, a pesar de lo que he dicho a usted en mi anterior, que la conteste usted, y si hay expe– dición a Lima (como lo creo) se emplee en algo: la política requie– re a menudo sacrificios. Su hermano está desempeñando la intendencia a mi satisfacción y hace servicios considerables; por esta razón se hace necesario to- lerarle. Se han presentado los dos Formas con el permiso para poder servir en el ejército de este Estado, y ya no tiene remedio lo que he dicho a usted en mi anterior, y sólo Jo habrá en estar vigilante acerca de su conducta. Hace mucho tiempo que Larrazábal me habló para entrar a servir en el ejército de Chile. Como viese distante que alcanzase el permiso de su Gobierno, le dí el sí, y ahora se me presenta re– quiriéndome por el cumplimiento de lo ofrecido; es cierto que el Estado Mayor de Chile carece de jefes y oficiales, pero, no obs– tante, dígame usted si se podrá admitir. Me hallo sin encontrar destino para los anarquistas aquí en el Estado: me parece que si no es mucho embarazo, podrán recibirnos diez o doce siquiera en esa provincia. A nuestro amigo Quintana mil expresiones, devolviendo las de Luzuriaga y Plaza. Es su amigo invariable. Bernardo O'Higgins.

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