La expedición libertadora

402 Santiago, 20 Septiembre de 1819. (230) Señor don José de San Martín. Mi amado amigo: Habrá usted extrañado no haber visto la letra mía en los dos co– rreos anteriores, pero no será así al saber usted que, libre ya de do– lencias que .la abundancia ~e sangre preparaba y que declinaron al fin en un ataque apoplético a la cabeza, que a no haberme picado las ve– nas en los momentos precisos, tal vez no tuviera ahora el gusto de saludarlo. Sus apreciables de 27 de julio, 12 y 14 de agosto son conmigo; la muerte de nuestro mejor amigo, Balcarce, me ha teni– do hasta sin memoria por algún tiempo. Dios quiera conducirle a usted a esa capital con salud, y se la conserve hasta traerlo aquí en breve. El ejército se aumenta y la compañía expedicionaria trabaja sin cesar. La expedición al Río dela Plata no admite duda; su señora do· ña Remedios y su respetable familia no deben esperarla para desen– gañarse en esa capital: deben, pues, alejarse del peligro. Yo tendría el mayor gusto en recibirlas y sevirlas en cuanto esté a mis alcan– ces si usted resuelve vengan aquí. Mi madre y Rosita me encargan signifique a usted su deseo de acompañarlas y servirlas. Salió el Lord Cochrane, como ya sabrá usted; más de cuatro– cientos mil pesos ha costado su habilitación, de lo cual se queda debiendo más de las dos terceras partes. El mismo Cochrane y los marinos ingleses de los buques británicos estacionados en Valpa– raíso, confiesan que ni en Inglaterra se equipan buques mejor que los dichos: han sobrado marineros y 11evan víveres para cuatro me– ses. En una carta particular, al dar la vela, Cochrane me dice, que el 24 del presente mes a las ocho de la noche y minutos se hallaba ardiendo la escuadra del Callao, y que el día 15 de octubre recibiré su parte. Yo vivo en la seguridad que no faltará Cochrane a lo que me ofrece; corno creo que tornará los dos navíos y fragata Prueba, si se dirigen en derechura al Callao: lleva órdenes para esperarlos allí; el plano del Vicealmirante es quemar uno sólo de los navíos y atacar a los demás, para aprovecharlos.

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