La expedición libertadora

436 (249) Valparaíso, 4 de junio de 1819. Señor don José de San Martín. Mi amadísimo amigo: En mi poder la de usted del 26 de mayo que he recibido en este puerto. Sin duda se sorprenderá usted cuando sepa que Blanco se nos ha venido a Valparaíso con los buques de su mando, mientras que Cochrane sigue haciendo maravillas en la costa del norte de Lima. Blanco dice que la falta de víveres le ha obligado a este movimiento, pero de un examen secreto que se ha hecho en el puerto resulta que había víveres a bordo para muchos días, y que el demonio deslíe esta madeja. Entretanto hemos pensado solamente en remediar este mal, el Director ha venido aquí en persona a la salida de la escuadra, yo le he acompañado a invitación suya y creo de hoy a quince días habrá 'ciado la vela, esto es si todos los buques han de salir juntos. Blanco quedará en tierra y según resolución de los amigos sufrirá un conse– jo de guerra. Ayer estuvo a la vista de este puerto el corsario El Chileno que aún no ha entrado por los vientos contrarios, el segundo del buque estuvo en tierra y dió las noticias que se comunican a usted por el ministerio de Estado. Luego que llegue a tierra la correspondencia del Virrey de Lima al Gobernador de Guayaquil. sorprendida por el corsario, veremos si hay algo que contar a usted. En un desembarco que dispuso Cochrane en Huacho se pasó al enemigo el teniente don Nicomedes Martínez. Cochrane organizó inmediatamente una intriga semejante a la que preparamos en Chi– le cuando huyó Garfias; se ha enviado a tierra contestaciones a car– tas supuestas que deben caer en poder de Pezuela, y no será extraño que Martínez reciba por premio por lo menos un calabozo. El 24 de marzo trataron los enemigos de sorprender a la fragata O'Hlggins en Callao; a este fin salieron la noche anterior con una go– leta con 500 hombres de abordaje; y todas las lanchas cañoneras al mando de Coig, comandante de la Esmeralda. Cochrane los vió al amanecer y se fué sobre ellos, quitó a la goleta 100 hombres entre